Mostrando entradas con la etiqueta politica. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta politica. Mostrar todas las entradas

martes, 9 de abril de 2024

EL DILEMA DE LA IZQUIERDA

 


En estos tiempos donde la crisis política, engendrada dentro del marco de una avanzada tecnologización de la industria y el comercio, la globalización de las relaciones humanas, donde las sociedades no logran aún adaptarse a estos cambios radicales, el espectro político tiende a polarizarse drásticamente; creando la ilusión de que solo existen la extrema derecha y la extrema izquierda, como enemigos mortales, donde la existencia de uno depende de la eliminación del otro.

Este tipo de política solo tiende a provocar el desgarramiento del tejido social, con un daño trasversal no solo a las instituciones políticas del estado, sino que alcanza a la economía del país, afectando las relaciones laborales, comerciales, las posibilidades de inversión, la disposición de los servicios públicos, etc.

Para tratar de interpretar la situación política, debemos primero poner en claro ciertas definiciones.

Desde finales del siglo XIX, con la revolución francesa que derrocó a la monarquía absoluta de Luis XVI, surgieron dos bandos políticos, jacobinos y girondinos, los jacobinos defendían la idea de una república representativa ciudadana, lo cual significaba un cambio revolucionario para la época, mientras los girondinos defendían la idea de una monarquía constitucional, es decir continuar conservando la figura monárquica; cuando se reunió la asamblea de representantes, como parlamento, los jacobinos se agruparon a la izquierda de la mesa directiva, mientras los girondinos tomaron los puestos a la derecha del mismo, de tal configuración se viene usando, hasta la actualidad, la denominación de izquierda para los movimientos políticos que proponen el cambio del status quo y derecha para aquellos que proponen conservarlo; en otros términos, revolucionarios y conservadores.

Es necesario, en estos tiempos, poner en claro esto, porque no es imprescindible ser comunista, socialista, marxista – leninista, para ser de izquierda, ni tampoco basta con autodefinirse en estos términos para automáticamente legitimarse como una fuerza de izquierda.

A partir de esta polarización, que está durando varias décadas, en un escenario donde los dos extremos más recalcitrantes de la política tratan de copar las instituciones del estado y legitimarse ante la población, surge un grupo, mayormente profesionales e intelectuales, tanto de derecha como de izquierda, que tratan de alejarse de sus extremos; así nace un nuevo título para denigrar al desleal: los “caviares”, los cuales, por obvias razones son blanco de ataque desde ambas trincheras, sin dejar de subrayar que aún dentro de estos tienen marcadas diferencias entre los “caviares” de derecha y los “caviares” de izquierda, que no se han planteado resolver; ultimadamente, ”caviar” resulta siendo solo una etiqueta más para desacreditar al que no piensa como yo; a partir de este reconocimiento, no se puede plantear a la “caviarada” como una opción de centro, puesto que resultan siendo solamente los rechazados desde uno de ambos extremos, pero que finalmente no tienen nada en común.

El dilema de la izquierda ha sido siempre plantearse la unidad, desde la década de los 70’s en que los partidos comunistas empezaron a subdividirse, surgieron una veintena de organizaciones, disputándose cada una, acerca de poseer la “línea política correcta”; con el advenimiento del siglo XXI y la era global, la insistencia en crear partidos de masas, embarcados en una lucha de clases, cuyas fronteras y definiciones se han difuminado, les ha impedido adaptarse a los drásticos cambios sociales que se han producido, impidiéndoles conectarse con las necesidades de la mayoría ciudadana y por tanto plantear soluciones viables a la crisis política que estamos viviendo.

La izquierda, entendida como aquellas fuerzas organizadas que enfocan su lucha por el cambio de estructuras en favor de las mayorías desplazadas social y económicamente, puede tener muchas variantes, que van a formarse desde diferentes enfoques y puntos de vista, los cuales deberán pasar por el tamiz de la opinión pública para legitimarse, solo a partir de entonces estas corrientes podrán encontrar las suficientes coincidencias para unificar esfuerzos en sus luchas.

Las alianzas forzadas por angustias electorales, son efímeras y acaban en traiciones y decepciones; no basta declararse públicamente de izquierda, ponerse el nombre de revolucionario, imprimir idearios marxistas-leninistas, para legitimarse como una fuerza de izquierda, son los actos los que hablan mejor que las palabras.

La extrema derecha etiqueta a todos sus opositores como comunistas, terroristas, y la extrema izquierda generaliza etiquetando a sus opositores como burgueses neoliberalistas explotadores o revisionistas.

Lo que las partes más racionales de ambos bandos, tienen que entender, es que pertenecen a un mismo espectro político dentro de una sociedad que pretende vivir en democracia; son dos caras de la misma moneda, que se necesitan una de otra para sobrevivir, y que es imprescindible crear los espacios donde los más coherentes representantes de cada lado puedan debatir sus diferencias y someterse al escrutinio público, de eso se trata a fin de cuentas la democracia.

Y si la izquierda quiere auténticamente un cambio, hay que empezar por romper con este ambiente político altamente polarizado, buscar, y si no se encuentran, crear y legitimar interlocutores válidos en el lado opuesto para construir una opción democrática responsable, para tener una posibilidad de enfrentar la crisis que amenaza con destruir totalmente la institucionalidad del estado.

Finalmente, la crisis política es una crisis de representación, con la desarticulación de los partidos políticos, ante su falta de flexibilidad para adaptarse a una realidad más compleja como la creada por la globalización, se convierten en cascarones electorales, vacíos de ideología, y sus lideres se convierten en bribones oportunistas, que utilizan los cargos públicos para su propio enriquecimiento y en favor a sus intereses particulares.

En este marco histórico, el cambio constitucional, forjando un nuevo pacto social, donde las reglas electorales empoderen la voluntad ciudadana, antes que, a organizaciones políticas espurias y a falsos líderes, se convierte en un plan fundamental a ser levantado por las fuerzas que demandan el cambio.

 

lunes, 28 de noviembre de 2022

EL FIN DE LAS IDEOLOGIAS



El cerebro humano trabaja con las mismas claves que una super computadora, así como el lenguaje predictivo en los smart phones completa las palabras que estamos escribiendo apenas ponemos cierto juego de letras, nuestro cerebro cumple la misma función cuando leemos un texto, dándole un sentido instantáneo a lo que estamos leyendo, esto resulta muy útil especialmente cuando tenemos que atender a una extensa lectura, permitiéndonos captar el fondo del asunto y avanzar rápidamente con el texto en cuestión, esto no solo lo realiza con palabras, también con formas y colores; sin embargo esta característica resulta inconveniente cuando se trata de encontrar errores en un texto, porque nuestra mente corrige estos errores automáticamente y nos hace dificultoso identificarlos.

Así mismo nuestra mente crea paradigmas con los cuales afrontamos temas recurrentes en nuestra vida diaria, los paradigmas se construyen en base a un conjunto de experiencias las cuales crean un método, un procedimiento para cada situación o una forma de ver el mundo que nos rodea, de manera que podemos acceder a soluciones sin tener que pasar nuevamente por los análisis de viabilidad o sopesando los pro y contra, lo cual nos permite un ahorro considerable de tiempo en estos temas.

Pero, nuevamente, esta ventaja se convierte en obstáculo cuando las condiciones en que se desarrolla una circunstancia cambian y nuestro paradigma no nos permite ver el cambio, provocando que fracasemos intentando resolverlo con los anteriores valores.

Estas son manifestaciones humanas que han sido profusamente estudiadas por la ciencia; el cambio de paradigma requiere un duro y muchas veces largo proceso para que las personas puedan adaptarse a los nuevos ordenamientos y el cambio de mentalidad, a lo que suele llamarse un salto epistemológico.

En el mundo de la política social sucede lo mismo, gran parte las sociedades humanas se dividen entre conservadores y liberales, los conservadores, como su propio nombre lo dice, tratan de conservar el sistema político vigente porque les ha venido funcionando por tiempo atrás, los liberales, tratan de cambiar o reformar partes importantes del sistema porque lo consideran obsoleto de acuerdo a las nuevas circunstancias o porque es injusto para ciertos sectores de la sociedad.

Ciertamente también que existen muchos grises entre ambos bandos, desde la extrema izquierda radical hasta la ultra derecha fascista, aunque en la vida real muchas veces estos extremos terminan juntándose, pero nunca por un bienestar general.

Desde el nacimiento de las republicas a fines del siglo XIX, los partidos políticos que trataban de captar el voto ciudadano para asumir el poder, se esforzaban por representar los ideales de cierto sector social, para ello sus líderes asumían una serie de valores y estrategias que plasmaban en un ideario y plan de gobierno.

La contienda electoral requería de una sólida organización centralizada y cohesionada a través de sus propios mitos y estableciendo vínculos de camaradería entre sus militantes, los cuales debían estar firmemente comprometidos con la obra del partido, para tal fin se instituye una ideología, compuesta por toda una diferente forma de ver la sociedad política, la cual se convertirá prontamente en doctrina para todos sus miembros.

Una doctrina es el equivalente a un paradigma, no necesita análisis, este ya ha sido evaluado y sus conclusiones han desarrollado una teoría, la cual no puede ser refutada a riesgo de convertirse en traidor a la causa; la teoría se convierte por este medio en verdad absoluta, por tanto, otras visiones de la realidad son falsas y sus defensores enemigos.

Y no podemos decir simplemente que toda ideología es perversa, en el trascurso del desarrollo humano en sociedad, la ideología ha servido para agrupar a la ciudadanía en secciones diferenciadas que persigan objetivos comunes, de manera que en un esfuerzo unificado se logró avanzar en el progreso tecnológico y el reconocimiento de los derechos civiles; como todo paradigma su función es evitarnos el estudio, análisis y conclusión de los fenómenos sociales a cada paso que damos y con cada miembro que participa; pero, igual que todo paradigma la doctrina necesita ser revalorada cada cierto tiempo, pues las circunstancias cambian y las respuestas pueden no ser las mismas en una diferente coyuntura.

Los partidos políticos, con una ideología como doctrina, interpretaron de diversas maneras los intereses de las clases sociales existentes durante el siglo pasado, lo cual les brindaba la legitimidad necesaria, por lo que jugaron un papel importante en la estructura política de los estados, logrando forzar el balance imprescindible para la gobernabilidad.

A partir de mediados de los 90’, los avances de la tecnología, las continuas crisis económicas, que profundizaron excesivamente la brecha social, así como el proceso de globalización que afectó el mundo moderno, originó cambios muy importantes en la estructura de las sociedades y la forma como se relacionan sus componentes.

Uno de los mas relevantes cambios que este fenómeno provocó fue la disolución de las clases sociales tales como se conocían hasta entonces, mejor dicho, tal como las estudió y definió Carlos Marx a fines del siglo XIX; estas están ahora muy fragmentadas en diferentes estratos, los cuales comparten espacios en determinadas circunstancias, lo cual dificulta una definición concreta de cada una.

Esta dificultad para definir las nuevas divisiones de los estratos sociales en la estructura del estado, esta provocando que, los llamados partidos políticos, no puedan identificarse con determinado sector cuyos intereses puedan representar, lo que les hace perder la legitimidad que les brindaba su peso político especifico, a lo que se suma el hecho que, las sucesivas subdivisiones de estos estratos, desvalora ese peso político en cada estrato.

Ante la limitación para obtener legitimidad mediante la representación, los partidos políticos han volcado todos sus esfuerzos hacia los medios publicitarios, como único medio para colectar los votos que pueden llevarlos a las posiciones del poder.

Sin una conexión con los sectores sociales, no existe una ideología que pueden defender y convertir en doctrina, no necesitan siquiera de un plan de gobierno coherente,  militantes y simpatizantes son captados mas bien por la esperanza de conseguir un beneficio particular, antes que por un bienestar general de la nación; de esta manera las organizaciones políticas se convierten en cascarones vacíos de lo que fueron los partidos el siglo pasado, son meras maquinas electorales en busca de conseguir acceso al estado.

Esto describe una crisis sistémica, que no se va a resolver con una vacancia presidencial ni con nuevas elecciones generales, mientras las acciones que se tomen no sirvan para quebrar el círculo vicioso que crea este sistema, seguiremos teniendo mas de lo mismo, lo que significa un ahondamiento de la crisis que puede llevarnos a una explosión social de consecuencias indeseadas no solo para los liberales, sino para todos los actores del conflicto.

Claramente no es la única medida necesaria en este contexto, pero resolver la crisis de representación, viene a ser la piedra angular del problema, como sociedad necesitamos instituciones representativas que ostenten una legitimidad real, no solo en lo legal, es imprescindible que el ciudadano vuelva a creer en la política, que se sienta representado por el estado aún a pesar de sus diferentes puntos de vista.

Por eso es tan importante destacar este punto cuando planteamos la necesidad de renovar el pacto social; una nueva constitución, sí, pero en ella el punto primordial tendrá que ser la forma de resolver esta crisis de representación.

domingo, 13 de noviembre de 2022

LULA ANTE EL OCASO Y LA ALBORADA


La década del 20 se ha iniciado con un ascenso significativo de los regímenes llamados de izquierda en América Latina, Colombia con Petro, Brasil con Bolsonaro, Chile con Boric, Argentina con Fernández, México con López Obrador, Bolivia con Arce, Honduras con Xiomara Castro, Nicaragua con Ortega, Venezuela con Maduro, Perú con Castillo, Cuba con Diaz Canelo.

Aunque todos se han hecho elegir con los votos de la izquierda, sus actuaciones demuestran muy diferentes niveles de compromiso con los ideales que la izquierda, especialmente la latinoamericana, pregona.

Lo que deberíamos resaltar es que, desde hace medio siglo a la fecha, hemos estado viviendo ciclos sucesivos, donde con mayor o menor fuerza, regímenes de izquierda han asumido el poder en la región, para a continuación ceder el lugar a regímenes de ultra derecha, los que a su vez abandonan el poder en manos de otro régimen de izquierda y de esta manera la sucesión se vuelve continua, sin que se pueda resolver las contradicciones que envuelven la crisis del actual sistema político.

Un análisis somero de coyuntura nos va a revelar que la raíz de esta situación se encuentra en la estructura misma del sistema, el cual está diseñado para reproducir las circunstancias que lo sostienen.

En primer lugar los procesos electorales se llevan a cabo con muchas restricciones, la ley les otorga derechos a unos partidos políticos que por su naturaleza no representan a ninguno de los sectores sociales que deberían representar, de manera que tienen que manipular la opinión pública a través de las millonarias sumas que se invierten en publicidad, financiación que deben obtener de los grupos económicos hegemónicos que manejan el país, cuando no de dineros sucios provenientes de actividades ilegales, y a los cuales luego en el poder deben retribuir con prebendas del estado.

 En segundo lugar, mas allá de los gobernantes elegidos, existe toda una extensa maquinaria del estado, poblado de un ejército de funcionarios que la ponen en movimiento, los cuales se restringen a normas obsoletas, cuando no están manipulados por la corrupción, lo que es capaz de enterrar en una maraña burocrática las mejores intenciones de cambio que pueda asumir un gobernante.

El ciclo se completa porque la derecha en el gobierno hace sentir al ciudadano que abusa de su poder y favorece solo a los estratos económicamente altos, radicalizando la protesta social lo que lleva al electorado hacia una posición de izquierda que propone atender sus necesidades; mientras que la izquierda en el poder, mediatizada tanto por los poderes facticos como por la burocracia del aparato estatal, se ve imposibilitada de realizar cambios esenciales y hace sentir al ciudadano que traiciona sus promesas, llevando al electorado a volver hacia las propuestas de modernización e inversión privada de la derecha.

Queda claro que el cambio de gobierno, el ascenso de uno u otro personaje como presidente del país, no rompe el ciclo, no es capaz de ofrecer soluciones por sí mismo.

Este es un signo claro del ocaso de un sistema político elaborado hace mas de dos siglos atrás, mucho antes de todo el proceso de globalización que ha cambiado drásticamente la forma de vida en el planeta; los procedimientos determinados para dar funcionalidad a una sociedad con clases bien delimitadas, con fuerzas de mercado estables, con una media de bienestar ciudadano tolerable, no esta dando resultados mínimamente aceptables; la crisis disfuncional del sistema esta elevando el caos a un nivel de normalidad cotidiana, donde la radicalización de la protesta popular no esta encontrando medios para disminuir la presión política que puede desembocar en una explosiva ruptura que costaría muchas vidas humanas.

Por otro lado, el hecho comprobado de que las izquierdas, de uno u otro signo, estén ganando cada vez mayores espacios políticos, nos abre la esperanza de que una alborada democrática está surgiendo; un desesperado, pero no por eso menos elaborado, intento de reemplazar el sistema caduco, rompiendo el circulo vicioso con que se autorreproduce, y construyendo la necesaria representatividad que impone una democracia funcional, en la cual el bienestar humano es la prioridad, segundo la economía y tercero el mercado.

Resulta obvio que el cambio de sistema no va a proceder de una insurrección o u golpe de estado; hay una evolución social que debe trasformar la forma de sentir la política en el ciudadano, para luego quizá devenir en insurrección como puntada final; para ello están surgiendo nuevos lideres, en el sentido exacto de la palabra, que tendrán que reemplazar a los caudillos que nos dejo la vieja escuela; donde la mente no trabaja en base a doctrinas, como en el pasado, sino en base a crítica y análisis.

Hegel planteo la dialéctica como problema filosófico en el sentido idealista, Marx le dio una aplicación materialista analizando el sistema político y social de la época; la lucha y unidad de los contrarios es la base del planteamiento dialectico; tenemos que entender que la izquierda y la derecha, en política, son dos caras de la misma moneda, no existe una sin la otra, no somos enemigos sino contrincantes, en ambos lados hay parte de razón; sin embargo la ultra izquierda, tanto como la ultra derecha, al verse como enemigos acérrimos, al tratar de eliminar al otro, solo logran desvanecerse a sí mismos; al final los extremos se juntan en una especie de autodestrucción total.

La alborada que presagia la actual ola de gobiernos de izquierda en Latino América, pudiera aprovecharse para dar un paso audaz hacia la consolidación de derechos ciudadanos y fortalecimiento de la democracia continental, con la creación de un organismo supranacional, que incorpore a estos gobiernos de la región, el cual exija a los países miembros mostrar avances en la implementación de medidas que vayan en esta dirección, de manera que, como contraparte, se garantice cooperación económica y un trato privilegiado en el comercio, así como otros beneficios que se puedan acordar.

En un punto inicial algunos gobiernos no estarán listos para incorporarse como subscriptores del acuerdo, pero como simpatizantes de la idea, pueden apoyar el proyecto participando como adherentes, con representación en el consejo directivo, pero sin voto.

Existen puntos importantes que deberían incorporarse en el acuerdo fundacional de este organismo latinoamericano que pongo a consideración:

1-    Incorporar el enfoque de genero en la curricular educativa

2-    Legalizar el aborto

3-    Legalizar el matrimonio igualitario

4-    Crear los instrumentos legales en función de priorizar la participación del estado en la explotación de los recursos naturales

5-    Suscribir los compromisos internacionales para la defensa del medio ambiente e impulsar el desarrollo de fuentes alternativas de energía ecológica

6-    Desarrollar acuerdos de libre comercio entre los países de la región

7-    Ampliar la creación de zonas francas en las fronteras

8-    Agendar la creación de un organismo de cooperación militar y defensa continental

9-    Impulsar la ampliación de los servicios de salud y educación a cargo del estado

10- Asumir una activa defensa del sector agrario como base alimentaria del país

11- Desarrollar formas legales que lleven a la ampliación de la democracia, asegurando una participación cada vez mayor del ciudadano en las decisiones del estado; lo que implica realizar reformas en la estructura del estado y modificar las leyes electorales

Llegar a acuerdos de esta naturaleza significaría un paso importante en el fortalecimiento del subcontinente y la luz de la alborada que anuncia el rompimiento del círculo político neoliberal vigente.

Una vez más, cambios fundamentales necesitan de voluntad política, esta en manos de los gobiernos de turno el tomar acción.

  

jueves, 1 de abril de 2021

LA REVOLUCION DE LAS IDEAS

 


Un hecho incontrastable de la historia humana es que las revoluciones (léase re-evoluciones) no triunfan imponiéndose a balazos, ni provocando un baño de sangre, la verdadera revolución muestra su éxito cuando se asienta en la mente de las personas y logra cambiar el sentido de ciertas ideas que se consideraban legítimas dentro del grupo social; lo que no quita, por supuesto, que el cambio no requiera muchas veces de un último empujón a base de sangre y fuego, pero antes de llegar a ese punto se ha de recorrer un camino mas largo y tedioso en el campo de batalla de las ideas.

Desde los albores de la democracia las sociedades civiles se dividieron entre conservadores y liberales, girondinos y jacobinos, republicanos y demócratas, derecha e izquierda; es la brecha que separa desde el inicio de los tiempos a los que reciben los privilegios del sistema y luchan por defenderlos y los que viven sosteniendo el peso de la estructura existente y luchan por un cambio.

Así es como se fue conquistando la libertad de los esclavos, la prohibición de la servidumbre, la caída de las monarquías, el voto femenino, el fin del apartheid y muchos otros logros con los cuales nuestra sociedad ha evolucionado; logros que en su tiempo fueron considerados impensables por las convenciones sociales imperantes.

En los tiempos presentes nuevos ideales se van imponiendo y perfilan nuestro futuro como sociedad, los menciono sin que el orden signifique una prioridad.

La equidad de género; a lo largo de muchos siglos nuestras sociedades han sido dominadas por un machismo a ultranza, con el advenimiento del industrialismo y la fuerza laboral femenina esto fue cambiando, en la actualidad, con los avances de la tecnología, la mujer se posiciona como actor preponderante en la estructura social; sin embargo aun permanecen los remanentes de dichas ideologías incrustadas en la mentalidad humana; allí tenemos los innumerables casos de violencia familiar, feminicidios, violaciones, acechamiento y abuso de que son victimas las mujeres; la educación sexual que implique el reconocimiento de la equidad de genero a temprana edad es una meta próxima a alcanzarse.

El matrimonio igualitario; desde la perspectiva, casi universalmente reconocida actualmente, de que el homosexual no es un pervertido, ni un enfermo mental o un pecador empedernido, sino un ser humano común y corriente como cualquiera de nosotros, con diferentes preferencias, el correlato debería ser, que se reconociera legalmente la unión de estas parejas, con todos sus derechos, tanto a compartir bienes y beneficios, como a criar hijos; sin embargo sigue presente un irracional temor  a que este reconocimiento aliente a la propagación del homosexualismo, como si este fuera un virus que se contagia con el contacto o se genera con el ejemplo; posiciones que poco a poco se están volviendo minoritarias y surgen los estados donde se reconoce legalmente estas uniones.

La identidad de género; con el avance incontenible de la ciencia, se ha conseguido que algunas personas homosexuales consigan, mediante operaciones quirúrgicas, transformar su cuerpo según sus preferencias sexuales, sin embargo, en muchos lugares se les niega la posibilidad de hacerse reconocer legalmente con su nueva identidad; ¿con que objetivo? ¿se trata de un castigo por sus perversiones? Esto tiene que cambiar y el reconocimiento de su identidad es otra de las metas de este siglo.

La legalización de las drogas; no hemos aprendido, desde los albores del siglo pasado, cuando el alcohol fue prohibido en América de norte, haciendo brotar el crimen de las mafias italianas y el poderío de Al Capone; con solo una pequeña parte del inmenso capital que se dedica a combatir el narcotráfico podría atenderse a las victimas de las adicciones y la comercialización legal con estándares establecidos, tal como se hace con el tabaco y el alcohol actualmente, haría que el trafico ilegal no sea productiva.

El aborto legal; más allá de las doctrinas religiosas, la ciencia ha demostrado que, en el proceso de gestación, la vida humana es reconocida a partir del cuarto mes, las condenas al aborto van mas bien dirigidas a restringir los derechos de la mujer, limitándolos a su papel de madre y ama de casa; la realidad es que el aborto clandestino asesina muchos bebes y mujeres, ya va siendo hora de que la mujer se posicione en el lugar que le corresponde en la sociedad.

La digitalización de la vida diaria; queramos o no, casi sin que nos hayamos dado cuenta, la tecnología ha invadido todos los rincones de nuestra vida diaria y llego para quedarse y avanzar mas allá, es algo que tenemos que aceptar y asimilar, los sistemas de salud, educación, las entidades financieras, las comunicaciones personales, la comida, todo está enlazado ahora en la red digital, nada detendrá este avance.

El trabajo automatizado; en época electoral los candidatos salen a ofrecer incrementar los puestos de trabajo, lo que es válido en términos temporales, pero para cualquier economista o científico social serio, resulta evidente que esta oferta no es sostenible en el largo plazo; el avance incontenible de la tecnología trae consigo la automatización del trabajo, cada vez con mayor fuerza, lo que provoca que una mayor cantidad de fuerza laboral sea expulsada del mercado; es algo que tarde o temprano tenemos que asimilar y que nos obligara a cambiar el sistema económico imperante para sobrevivir como sociedad.

La democracia representativa; nos han acostumbrado a pensar que la democracia es salir a votar por algún gobernante cada cierto número de años, la realidad nos ha demostrado que ese sistema ha caducado hace tiempo, desde la decadencia de los partidos políticos, los que se han convertido en cascarones electorales que solo funcionan para colocar sus fichas en posiciones de poder; los políticos profesionales invierten mucho dinero en sus campañas para salir elegidos, por lo que se afanan en conseguir la retribución de su capital cuando consiguen el puesto, lo que significa que las decisiones que toman son en su propio criterio, no así el de sus electores, esto se ha hecho mas y mas evidente cada día, por tanto las voces de cambio se avecinan y demandan una verdadera representación, lo que significa que los elegidos tienen que llevar la voz de quienes representan, acallando la suya propia, haciendo que cada voto como representante este validado por un mandato de sus electores.

Todo cambio causa siempre turbación, nos acostumbramos a nuestra zona de confort y nos cuesta salir, pero llega un momento en que no podemos quedarnos atrás, no podemos detener la historia, hay que mirar el futuro con mente abierta y apostar por el cambio, por el progreso.

Ese momento llega ahora, cuando entendemos que el sistema que nos ha gobernado durante décadas es obsoleto e injusto, es el momento de cambiarlo todo, con decisión y con esperanza en el futuro.

martes, 16 de marzo de 2021

¡LLEGAN LOS COMUNISTAS!

 


Un sentimiento aterrorizante al comunismo ha venido siendo implantado en las mentes occidentales desde la toma del poder de los bolcheviques en Rusia y el advenimiento de la Unión Soviética; la guerra fría con Estados Unidos exacerbó estos sentimientos gracias a la poderosa máquina de propaganda norteamericana.

Lo cierto es que hay, por todo el mundo, partidos comunistas, socialistas, revolucionarios, populares, etc.  y ninguno tiene las mismas definiciones, ni planteamientos, es más, prácticamente todos ellos, han ido cambiando sus propuestas, adaptándolas lo mejor posible a las circunstancias que enfrentan en cada región.

Lo que la propaganda difunde es el temor a la dictadura del proletariado, a la lucha de clases, al Estado absoluto y controlador, a la nacionalización de las empresas, el pánico a la escasez por el control de precios, a la censura de la prensa, a la coacción de la libertad de opinión, a la persecución política, etc.…etc. Así es como como implantan en la mente de los ciudadanos la analogía entre comunistas = socialistas = izquierdistas = terroristas.

La realidad es muy diferente, todas las agrupaciones de izquierda lo que tienen en común es una bandera por justicia social, pero cada una tiene diferentes visiones, equivocadas o acertadas, para alcanzar su objetivo, de acuerdo a la época y las circunstancias sociales, lo que las convierte en un universo muy diverso.

En estos tiempos de globalización, en nuestra era digital, ya nadie promete estados totalitarios, lucha de clases, estatizaciones y demás, ni se trata de internacionalizar ideologías; cada país, cada región, tiene realidades diferentes y prioridades distintas.

El Perú enfrenta un proceso electoral histórico, porque la corrupción del poder ha llegado a los mas altos niveles y se ha puesto en clara evidencia ante la ciudadanía, la constitución vigente, proclamada por una dictadura, ha demostrado sus mas serias limitaciones y los peruanos claman por su derogatoria; un nuevo pacto social que sirva a las necesidades de la mayoría y no sea solo en beneficio de una elite.

Este proceso ha polarizado el país, la extrema derecha, en su faz mas conservadora y retrograda, ha levantado cabeza; enfrentando a su mas poderoso rival, la izquierda radical, y así como no debemos caer en el juego de identificar comunistas con izquierdistas, con terroristas, no debemos confundir radical con extremista.

En tiempos de emergencia, como el que vivimos, la izquierda tiene   que ser radical, porque la evidencia de la historia nos demuestra que no nos sirve hacer pequeñas reformas aquí y allá para que todo siga igual; la reconstrucción del Perú necesita de un golpe de timón que reacomode todo el sistema y nos asegure el bienestar general.

Que no nos asusten con el fantasma del comunismo, a la hora de votar pensemos en las propuestas que cada candidato expone, no en los memes, etiquetas y terruqueos que difunden las redes; el Perú necesita un cambio radical, porque llevamos décadas gobernados por un sistema político pervertido y el país no lo soporta más.

 

jueves, 2 de febrero de 2017

LA ERA TRUMP


Donald Trump acaba de terminar su primera semana como presidente de los EEUU y ha acaparado los titulares de todos los medios noticiosos locales e internacionales; pero no precisamente por su carisma o la popularidad de sus medidas de gobierno, sino precisamente lo contrario, nunca en la historia un presidente electo ha tenido tanto rechazo desde el primer día que asumió el mando, las marchas anti Trump se convocan multitudinarias en los más populosos estados de la unión.
Aun habiendo salido electo, pocos pensaban que una vez sentado en la sala oval, se atreviera a cumplir todas as bravuconadas que vociferaba durante su campaña.
Y es que se enfocó en atacar a los inmigrantes, especialmente los mexicanos, acusándolos de socavar al oferta de trabajo para los americanos, para lo que propone construir un muro (mucho más grande que le de Berlín y más inmoral también) y además hacer que su construcción la paguen los propios mexicanos, mediante un impuesto extraordinario a sus importaciones; también propone eliminar los derechos adquiridos por la comunidad LGBT y extender la prohibición de los abortos a todos los estados; quiere eliminar el llamado Obamacare que es un seguro de salud incluyente para cubrir a los ciudadanos de menores recursos, pero por ahora su más discutida acción  ha sido la prohibición de ingreso al país de todos los ciudadanos que provienen de siete países de medio oriente, todos musulmanes, bajo el pretexto de la seguridad nacional.
Habiendo obtenido mayoría tanto en el senado como en la cámara de representantes, se da el lujo de gobernar por decreto, tanto así que ha desaforado de su cargo a la fiscal general porque se manifestó en contra de su decreto que prohíbe la entrada a los musulmanes y ha amenazado a su cuerpo diplomático en el extranjero para que quien no esté de acuerdo con sus medidas se retire del cargo.
Algunas de las medidas tomadas por Trump son consideradas inconstitucionales, especialmente en un país fundado bajo los ideales liberales y donde siempre se ha respetado, al menos formalmente, la separación de poderes; las fuerzas del partido demócrata están trabajando actualmente en dar forma a un impeachment (lo que sería una revocatoria para nosotros) no solamente por las medidas antiminmigratorias  y el enfrentamiento de poderes, sino además porque su cargo de presidente de la nación es incongruente con los intereses de negocio de sus empresas.
La rudeza de sus enfrentamientos ha provocado un espontaneo rechazo de gran parte de la ciudadanía norteamericana, que no se siente representada por este multimillonario en el poder, tal es así que incluso algunos representantes de su propio partido están tomando distancia pensando prontamente en su futuro político si este rechazo crece y continua.
Jueces y gobernadores de varios estados han declarado su rechazo, especialmente a las acciones contra los inmigrantes, amparándose en la relativa autonomía que los estados gozan respecto al gobierno federal.
Más allá de sus conflictos internos Trump ha abierto también otros frentes en sus relaciones exteriores, primero con México en relación a la construcción del muro y su financiamiento, luego en su tratamiento preferencial con Rusia, y su enfrentamiento con China acerca del reconocimiento de Taiwán, sin contar con los odios generados entre los musulmanes por la prohibición de ingreso a EEUU.
Trump ha generado una reacción inmediata de su ciudadanía que ha vivido bajo la imagen de una democracia inclusiva y del concierto internacional que no desea ver el nacimiento de un nuevo Reich.
Haciendo un ilusorio ejercicio de trasposiciones, ¿es así como podríamos haber visto en el  Perú a Keiko si se hubiera convertido en presidente, con una mayoría absoluta en el congreso y con la alianza cómplice  de los apristas?

Perú también puede ver fuertemente afectada su economía si Trump si endurece su proteccionismo, puesto que gran parte de nuestras exportaciones tienen como destino los EEUU, así que no podemos observar con indiferencia los acontecimientos en el país norteño.