Un sentimiento aterrorizante al comunismo ha venido
siendo implantado en las mentes occidentales desde la toma del poder de los
bolcheviques en Rusia y el advenimiento de la Unión Soviética; la guerra fría
con Estados Unidos exacerbó estos sentimientos gracias a la poderosa máquina de
propaganda norteamericana.
Lo cierto es que hay, por todo el mundo, partidos
comunistas, socialistas, revolucionarios, populares, etc. y ninguno tiene las mismas definiciones, ni
planteamientos, es más, prácticamente todos ellos, han ido cambiando sus
propuestas, adaptándolas lo mejor posible a las circunstancias que enfrentan en
cada región.
Lo que la propaganda difunde es el temor a la
dictadura del proletariado, a la lucha de clases, al Estado absoluto y controlador,
a la nacionalización de las empresas, el pánico a la escasez por el control de
precios, a la censura de la prensa, a la coacción de la libertad de opinión, a
la persecución política, etc.…etc. Así es como como implantan en la mente de
los ciudadanos la analogía entre comunistas = socialistas = izquierdistas = terroristas.
La realidad es muy diferente, todas las agrupaciones
de izquierda lo que tienen en común es una bandera por justicia social, pero
cada una tiene diferentes visiones, equivocadas o acertadas, para alcanzar su
objetivo, de acuerdo a la época y las circunstancias sociales, lo que las
convierte en un universo muy diverso.
En estos tiempos de globalización, en nuestra era
digital, ya nadie promete estados totalitarios, lucha de clases, estatizaciones
y demás, ni se trata de internacionalizar ideologías; cada país, cada región, tiene
realidades diferentes y prioridades distintas.
El Perú enfrenta un proceso electoral histórico,
porque la corrupción del poder ha llegado a los mas altos niveles y se ha puesto
en clara evidencia ante la ciudadanía, la constitución vigente, proclamada por
una dictadura, ha demostrado sus mas serias limitaciones y los peruanos claman
por su derogatoria; un nuevo pacto social que sirva a las necesidades de la mayoría
y no sea solo en beneficio de una elite.
Este proceso ha polarizado el país, la extrema derecha,
en su faz mas conservadora y retrograda, ha levantado cabeza; enfrentando a su
mas poderoso rival, la izquierda radical, y así como no debemos caer en el
juego de identificar comunistas con izquierdistas, con terroristas, no debemos
confundir radical con extremista.
En tiempos de emergencia, como el que vivimos, la
izquierda tiene que ser radical, porque
la evidencia de la historia nos demuestra que no nos sirve hacer pequeñas
reformas aquí y allá para que todo siga igual; la reconstrucción del Perú
necesita de un golpe de timón que reacomode todo el sistema y nos asegure el
bienestar general.
Que no nos asusten con el fantasma del comunismo, a la
hora de votar pensemos en las propuestas que cada candidato expone, no en los
memes, etiquetas y terruqueos que difunden las redes; el Perú necesita un
cambio radical, porque llevamos décadas gobernados por un sistema político pervertido
y el país no lo soporta más.
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