lunes, 8 de enero de 2024
lunes, 30 de enero de 2023
LA CRISIS DE LA DEMOCRACIA
Hay una crisis política que recorre el mundo, que se manifiesta con mayor relevancia en Latinoamérica, pero esta presente, en mayor o menor grado, en todas las sociedades organizadas del planeta.
El quiebre del mecanismo de representación es el
punto en común de todas estas crisis.
La democracia es por definición el gobierno del
pueblo, una sociedad humana que se gobierna a si misma, bajo sus propias reglas.
Para lograr que este sistema funcione los
ciudadanos eligen representantes, los cuales son los encargados de hacer valer su
voz y voto en los niveles de gobierno donde se toman las decisiones de estado.
Desde el nacimiento de republicas, en el siglo
XIX, esta representación se llevaba a cabo a través de partidos políticos, los
cuales representaban grandes corrientes ideológicas, las mismas que reflejaban
los ideales de determinadas clases y sectores de la sociedad a la que pertenecían.
La posmodernidad, con el proceso de globalización
que lleva consigo, ha fraccionado las grandes clases sociales, tal como las conocíamos,
en múltiples estratos que se interrelacionan en diferentes niveles, destruyendo
esas líneas que las delimitaban claramente.
Los partidos políticos perdieron su legitimidad
en este proceso al no lograr incorporar los ideales y necesidades de estos
nuevos estamentos sociales, esto significó el fin de las ideologías que
sustentaban la existencia de estos partidos, puesto que ninguna de las existentes
era compatible con la nueva realidad.
Ante la pérdida de su legitimidad y sin una ideología
que les de sustento, los partidos fueron desapareciendo, los que quedaron y los
nuevos que surgieron, se convirtieron en simples maquinarias electorales, las
cuales se activan en cada proceso colectando fondos, muchos de manera ilegal,
para desarrollar una propaganda masiva que los lleve a captar los votos
necesarios y conseguir su cuota de poder en el aparato estatal, desde donde tendrán
que retribuir a través del presupuesto público las financiaciones recibidas en
campaña.
En esta degradación de los partidos, algunos
personajes se han hecho “dueños” de la su maquinaria electoral e imponen los
candidatos en sus listas de acuerdo a conveniencias particulares, incluso asegurándose
la lealtad de los que salgan elegidos para dichas metas que están fuera de las
aspiraciones de sus electores.
Roto ese enlace de representación, la población ha
dejado de confiar en esa clase política que se turna en el poder; con mayor razón
cuando demuestran reiteradamente que fabrican promesas para llegar al poder, pero
rápidamente traicionan a sus electores cuando obtienen el puesto, para defender
sus intereses propios y no para los cuales fueron elegidos.
Es decir, los ciudadanos no tienen una conexión real
con su clase política, no hay ninguna clase de control sobre las decisiones que
estos pueden tomar; en estas circunstancias, no pueden sentirse representados
en el gobierno del país, por ende, si no hay representación, el sistema democrático
no funciona, la correa de trasmisión de las decisiones del ciudadano hacia las
esferas de gobierno esta paralizada.
En el Perú esta situación se ha visto agravada
por el fuerte centralismo de Lima, los graves problemas de corrupción y por el
acendrado racismo, que provoca la invisibilización de las poblaciones quechuas
y aymaras, principalmente; a lo que agregando un insolente abuso de poder de la
elite gobernante, ha provocado la explosiva manifestación de violencia que está
viviendo el país desde diciembre 2022 en rechazo a estas autoridades.
La crisis de la democracia es una crisis política,
por tanto, la solución que se le dé tiene que ser política.
Siendo la falta de representación lo que esta debilitando
la democracia, las propuestas de solución tienen que dirigirse a las formas de
restaurar dicha representación.
Aquí algunos puntos que deberían tenerse en cuenta:
1-
Dividir los distritos
electorales en el mismo número de representantes que se eligen al congreso, de
tal manera que cada cual elija un único congresista.
2-
Que cualquier ciudadano pueda
postular dentro de su distrito electoral, simplemente cumpliendo ciertos
requisitos, como recolectar firmas de apoyo que representen un porcentaje de su
electorado, sin que sea requisito la adhesión a un determinado partido político;
votamos por personas no por partidos.
3-
Que los candidatos elegidos
estén obligados a presentar declaración jurada de sus ingresos, bienes e
intereses, así como renunciar al secreto bancario.
4-
Que sea de información pública
los datos personales de los candidatos elegidos, incluyendo domicilio/s, número
telefónico, correo electrónico y cuentas en redes sociales, de tal manera que
sus electores puedan contactarlo con facilidad.
5-
Crear un mecanismo por el
cual el voto de cada congresista para la aprobación de leyes deba tener el
respaldo de sus electores.
6-
Reglamentar la financiación
de las campañas electorales, de manera que no puedan ingresar dineros ilícitos y
que se garantice cierta equidad de oportunidades entre los candidatos.
7-
Las elecciones para
presidente y para congresistas se llevarán a cabo en periodos diferentes.
8-
Los candidatos a la
presidencia deberán presentar ante el jurado electoral un plan de gobierno
detallado y justificado para cada sector del estado, el cual deberá ser
aprobado por dicha entidad en función a su coherencia y legitimidad.
9-
Los candidatos a la
presidencia deberán correr una primera vuelta para conseguir ser nominados por al
menos el 10%de los distritos electorales; los que alcancen la meta correrán una
segunda vuelta y para ser elegido necesitará alcanzar más del 30% de los votos
válidos, de lo contrario correrán una tercera vuelta con los dos candidatos más
votados.
10-
Se agregará como causal de destitución
del presidente, el incumplimiento deliberado total o parcial de su plan de
gobierno.
De esta manera se elimina
la intermediación de los partidos, dado que su función se volvió obsoleta.
Se establece una relación directa
entre el ciudadano y su representante.
Se exige el cumplimiento de
las promesas electorales.
Estas son esencialmente las
reformas que necesita agregarse a la constitución de la república, lo que
llamamos un nuevo pacto social y que puede garantizar volver a poner en
funcionamiento el sistema democrático.
Por supuesto son ideas en
borrador, que necesitan ser desarrolladas más detalladamente, seguramente corregidas
en algún aspecto, pero lo que no podemos dejar de tener en cuenta es la idea central:
SIN REPRESENTACION NO HAY
DEMOCRACIA
lunes, 28 de noviembre de 2022
EL FIN DE LAS IDEOLOGIAS
El cerebro humano trabaja con las mismas claves que una super computadora, así como el lenguaje predictivo en los smart phones completa las palabras que estamos escribiendo apenas ponemos cierto juego de letras, nuestro cerebro cumple la misma función cuando leemos un texto, dándole un sentido instantáneo a lo que estamos leyendo, esto resulta muy útil especialmente cuando tenemos que atender a una extensa lectura, permitiéndonos captar el fondo del asunto y avanzar rápidamente con el texto en cuestión, esto no solo lo realiza con palabras, también con formas y colores; sin embargo esta característica resulta inconveniente cuando se trata de encontrar errores en un texto, porque nuestra mente corrige estos errores automáticamente y nos hace dificultoso identificarlos.
Así mismo nuestra mente crea paradigmas con los cuales
afrontamos temas recurrentes en nuestra vida diaria, los paradigmas se
construyen en base a un conjunto de experiencias las cuales crean un método, un
procedimiento para cada situación o una forma de ver el mundo que nos rodea, de
manera que podemos acceder a soluciones sin tener que pasar nuevamente por los análisis
de viabilidad o sopesando los pro y contra, lo cual nos permite un ahorro
considerable de tiempo en estos temas.
Pero, nuevamente, esta ventaja se convierte en obstáculo
cuando las condiciones en que se desarrolla una circunstancia cambian y nuestro
paradigma no nos permite ver el cambio, provocando que fracasemos intentando
resolverlo con los anteriores valores.
Estas son manifestaciones humanas que han sido profusamente
estudiadas por la ciencia; el cambio de paradigma requiere un duro y muchas veces
largo proceso para que las personas puedan adaptarse a los nuevos ordenamientos
y el cambio de mentalidad, a lo que suele llamarse un salto epistemológico.
En el mundo de la política social sucede lo mismo, gran
parte las sociedades humanas se dividen entre conservadores y liberales, los
conservadores, como su propio nombre lo dice, tratan de conservar el sistema político
vigente porque les ha venido funcionando por tiempo atrás, los liberales,
tratan de cambiar o reformar partes importantes del sistema porque lo consideran
obsoleto de acuerdo a las nuevas circunstancias o porque es injusto para ciertos
sectores de la sociedad.
Ciertamente también que existen muchos grises entre
ambos bandos, desde la extrema izquierda radical hasta la ultra derecha fascista,
aunque en la vida real muchas veces estos extremos terminan juntándose, pero
nunca por un bienestar general.
Desde el nacimiento de las republicas a fines del
siglo XIX, los partidos políticos que trataban de captar el voto ciudadano para
asumir el poder, se esforzaban por representar los ideales de cierto sector
social, para ello sus líderes asumían una serie de valores y estrategias que
plasmaban en un ideario y plan de gobierno.
La contienda electoral requería de una sólida organización
centralizada y cohesionada a través de sus propios mitos y estableciendo vínculos
de camaradería entre sus militantes, los cuales debían estar firmemente comprometidos
con la obra del partido, para tal fin se instituye una ideología, compuesta por
toda una diferente forma de ver la sociedad política, la cual se convertirá prontamente
en doctrina para todos sus miembros.
Una doctrina es el equivalente a un paradigma, no
necesita análisis, este ya ha sido evaluado y sus conclusiones han desarrollado
una teoría, la cual no puede ser refutada a riesgo de convertirse en traidor a
la causa; la teoría se convierte por este medio en verdad absoluta, por tanto,
otras visiones de la realidad son falsas y sus defensores enemigos.
Y no podemos decir simplemente que toda ideología es
perversa, en el trascurso del desarrollo humano en sociedad, la ideología ha servido
para agrupar a la ciudadanía en secciones diferenciadas que persigan objetivos
comunes, de manera que en un esfuerzo unificado se logró avanzar en el progreso
tecnológico y el reconocimiento de los derechos civiles; como todo paradigma su
función es evitarnos el estudio, análisis y conclusión de los fenómenos sociales
a cada paso que damos y con cada miembro que participa; pero, igual que todo
paradigma la doctrina necesita ser revalorada cada cierto tiempo, pues las
circunstancias cambian y las respuestas pueden no ser las mismas en una diferente
coyuntura.
Los partidos políticos, con una ideología como
doctrina, interpretaron de diversas maneras los intereses de las clases
sociales existentes durante el siglo pasado, lo cual les brindaba la
legitimidad necesaria, por lo que jugaron un papel importante en la estructura política
de los estados, logrando forzar el balance imprescindible para la
gobernabilidad.
A partir de mediados de los 90’, los avances de la tecnología,
las continuas crisis económicas, que profundizaron excesivamente la brecha
social, así como el proceso de globalización que afectó el mundo moderno, originó
cambios muy importantes en la estructura de las sociedades y la forma como se
relacionan sus componentes.
Uno de los mas relevantes cambios que este fenómeno provocó
fue la disolución de las clases sociales tales como se conocían hasta entonces,
mejor dicho, tal como las estudió y definió Carlos Marx a fines del siglo XIX;
estas están ahora muy fragmentadas en diferentes estratos, los cuales comparten
espacios en determinadas circunstancias, lo cual dificulta una definición concreta
de cada una.
Esta dificultad para definir las nuevas divisiones de
los estratos sociales en la estructura del estado, esta provocando que, los
llamados partidos políticos, no puedan identificarse con determinado sector cuyos
intereses puedan representar, lo que les hace perder la legitimidad que les
brindaba su peso político especifico, a lo que se suma el hecho que, las
sucesivas subdivisiones de estos estratos, desvalora ese peso político en cada
estrato.
Ante la limitación para obtener legitimidad mediante
la representación, los partidos políticos han volcado todos sus esfuerzos hacia
los medios publicitarios, como único medio para colectar los votos que pueden
llevarlos a las posiciones del poder.
Sin una conexión con los sectores sociales, no existe
una ideología que pueden defender y convertir en doctrina, no necesitan
siquiera de un plan de gobierno coherente, militantes y simpatizantes son captados mas
bien por la esperanza de conseguir un beneficio particular, antes que por un
bienestar general de la nación; de esta manera las organizaciones políticas se
convierten en cascarones vacíos de lo que fueron los partidos el siglo pasado,
son meras maquinas electorales en busca de conseguir acceso al estado.
Esto describe una crisis sistémica, que no se va a
resolver con una vacancia presidencial ni con nuevas elecciones generales, mientras
las acciones que se tomen no sirvan para quebrar el círculo vicioso que crea
este sistema, seguiremos teniendo mas de lo mismo, lo que significa un ahondamiento
de la crisis que puede llevarnos a una explosión social de consecuencias
indeseadas no solo para los liberales, sino para todos los actores del conflicto.
Claramente no es la única medida necesaria en este
contexto, pero resolver la crisis de representación, viene a ser la piedra angular
del problema, como sociedad necesitamos instituciones representativas que
ostenten una legitimidad real, no solo en lo legal, es imprescindible que el
ciudadano vuelva a creer en la política, que se sienta representado por el estado
aún a pesar de sus diferentes puntos de vista.
Por eso es tan importante destacar este punto cuando
planteamos la necesidad de renovar el pacto social; una nueva constitución, sí,
pero en ella el punto primordial tendrá que ser la forma de resolver esta crisis
de representación.
sábado, 19 de noviembre de 2022
LA DEMOCRACIA NUESTRA DE CADA DIA
En el Perú nos declaramos como una republica democrática, porque nos gobernamos con una constitución republicana, también porque tenemos una división de poderes entre ejecutivo, legislativo y judicial, y porque accedemos a elecciones universales cada cinco años; asimismo proclamamos que nuestra democracia es representativa, porque los parlamentarios que elegimos están supuestos a representar los intereses del sector social por el cual fueron elegidos.
Legal y documentariamente está todo correctamente escrito,
pero hagamos un análisis mas acucioso de la forma como funciona nuestra
supuesta democracia representativa en el mundo real.
En primer lugar, deberíamos recordar que nuestra
democracia se funda en una constitución aprobada en el marco de un estado de cruenta
dictadura, que abolió una serie de derechos ciudadanos, persiguió inmisericordemente
a sus enemigos políticos, así como depredó los recursos del estado en provecho
personal.
En nuestro sistema democrático, asistimos a las urnas cada
cinco años para elegir presidente y parlamentarios y cada tres años para elegir
alcaldes y regidores.
Las leyes electorales vigentes reconocen legalmente a
los partidos políticos que se inscriben ante el Jurado Nacional de Elecciones
con una cantidad determinada de firmas de adherentes y acreditando un número de
locales políticos a lo largo del país; esta norma supone asegurar que los
partidos inscritos tengan una real representación dentro del electorado.
La evidencia demuestra que la recolección de firmas para
los planillones electorales se ha convertido últimamente en un buen negocio de
algunas empresas que trabajan con las bases de datos que se suben a la nube informática,
de manera que con un buen presupuesto se puede evitar estar caminando en las
calles tratando de convencer a las personas para que firmen un planillón de
adherentes y conseguir los planillones con nombres, DNI y firmas digitalizadas
con mayor facilidad.
De la misma forma vemos como con un aporte económico,
el dueño de una vivienda o un pequeño negocio consiente poner un banner, unos
afiches o una bandera de propaganda y este se convierte prontamente en un local
político para el partido solicitante.
Esto abre el camino para que cualquier élite con el suficiente
poder económico y algo de relevancia social, que le permita figurar en la opinión
pública, pueda fundar un partido político y hacerse dueño del mismo para sus propósitos
particulares.
Las mismas leyes que regulan los procesos electorales le
entregan al partido político la facultad elegir y posicionar a los candidatos
que presentarán al proceso electoral, en el entendido que los presentará en
orden a la calidad y capacidad de cada uno de ellos.
La realidad es que, desde que el partido político perdió
la capacidad de sostener un efectivo enlace con el elector, lo que le brindaba
la legitimidad necesaria para representar a determinado sector social, la élite
que se hace dueña del partido tiene el poder de nombrar a los personajes mas
allegados a sus propios intereses como candidatos, con la finalidad de obtener
cuotas de poder que les permitan manipular en mayor o menor grado las funciones
del estado.
Es materia conocida que una carrera electoral requiere
de una campaña publicitaria gigantesca, si se pretende alcanzar alguna cuota de
representación, y la publicidad, que incluye spots y entrevistas en TV, radio, periódicos,
así como paneles y banderolas en puntos claves, y por supuesto los afiches,
pegatinas, murales y volantes, incluyendo los gastos de transporte, equipos de
sonido, iluminación y tribunas para los mítines públicos, requiere de un presupuesto
voluminoso.
¿Cómo se provee el dinero suficiente para una campaña
electoral? No es un secreto que los candidatos que quieren figurar en la lista
de un partido tienen que ofrecer su aporte y que de acuerdo al monto
desembolsado será su posición en la misma, aun aparte de lo que deberán invertir en sus propias
campañas personales; pero no será suficiente, aun cuando el/los dueños del partido
también tendrán que arriesgar su propio patrimonio; será necesario convocar los
capitales de inversionistas mayores, de los que juegan sus intereses en las
altas esferas del mercado nacional e internacional, para ello tienen que comprometer
sus intenciones políticas al favorecimiento de los intereses de sus capitalistas.
No es de extrañar en estas circunstancias que algunos dueños
de partidos estén dispuestos a negociar su financiación con dinero sucio proveniente
de actividades ilegales.
A fin de cuentas, votamos por un partido, porque las
normas no permiten que un ciudadano sea candidato a un puesto si no es postulado
por un partido, y los votos emitidos en favor de un partido establecerán el
porcentaje de puestos que este ocupará en el parlamento, cuyos candidatos habrían
sido determinados por el método que el dueño del partido ha establecido.
Finalmente, la paradoja, los supuestos representantes elegidos
por su partido y a través del voto popular, una vez que toman posesión de su
puesto, la misma ley que los llevó a esa posición, les otorga el poder total,
no tienen ninguna obligación con el partido que los postuló, de hecho muchos
cambian de partido a mitad de su mandato, ni tampoco con los electores que
supuestamente representa, a partir de entonces es dueño de sus propias
opiniones y razonamientos, no esta obligado a dar cuenta de sus actos; es más,
la ley cubre de protección al parlamentario de tal manera que puede cometer
delitos, como se ha comprobado reiteradamente, y no va a ser puesto a disposición de la
justicia, será juzgado solo por sus pares; de allí el dicho popular: “otorongo
no come otorongo”.
Lo que en realidad sucede es que no elegimos
representantes, elegimos delegados; el sistema electoral está diseñado en el
entendido que el ciudadano no es suficientemente capaz de tomar decisiones de
estado, por lo cual mediante el voto delegamos este poder de decisión en otra
persona que supuestamente seria la más capacitada para hacerlo, por tanto, este
será el que tome las decisiones por nosotros según su propio criterio, no
importa cuál sea nuestra opinión al respecto. Nuestra democracia debe llamarse
delegativa no así representativa.
Asimismo, sucede con la elección del presidente, este es
electo bajo el auspicio de un partido, el cual corre con la campaña electoral,
es decir se encarga de toda la operación publicitaria del candidato,
generalmente bajo la dirección de una compañía de marketing que es contratada
para el efecto; bajo estos parámetros el candidato se convierte en una mercadería,
que debe ser vendida en un mercado ciudadano.
El candidato a presidente no necesita de un plan de
gobierno, que suele ser voluminoso, intenso y aburrido, ya que la gran mayoría de
la población no lo leerá, lo que los publicistas le proveerán será de una serie
de cortos slogans que consideran son contagiosos, que resaltan necesidades y
que empatan con ideas claves de la población objetivo.
El candidato nominado debe contener una personalidad
resaltante, facilidad de palabra para llegar a la población, usar sus gestos y
lenguaje corporal para impactar en los medios, de manera que la gente pueda
identificarse con él; la verdad es que la publicidad se encargará de construir
una imagen vendible de la persona que deciden lanzar a la carrera electoral; la
meta es convertir al personaje en una super estrella con una inmensa cantidad
de fans, ya sea por su atractivo físico, su verborrea, su manera de vestir o su
historial personal, todo se convierte en un instrumento para ganar los votos
que les hagan llegar al poder.
Por supuesto, una vez que el candidato llega a ganar
la posición, igual que en el proceso de los supuestos representantes, no tiene
ninguna obligación legal que lo ligue al partido que lo llevó al poder, ni
mandato a cumplir con un plan de gobierno que no escribió y que posiblemente tampoco
leyó, tampoco obligación de cumplir promesas que vertió durante la campaña,
menos aun de sentirse obligado a mantener un vínculo con la ciudadanía que voto
por él; el único control al que se somete es al del parlamento y al de los
poderes fácticos que sostienen la economía del país.
Algo más que debemos tener en cuenta es que el sistema
político no solo se maneja desde los poderes del estado, existe todo un ejército
de funcionarios encargados de poner en movimiento una extensa y complicada maquinaria
burocrática que hace que el país marche en una u otra dirección; funcionarios
que han sido formados y adiestrados en una cultura de supervivencia, donde la
competencia es por cumplir un horario con el menor esfuerzo posible, donde se
premia la performance pasiva para no crear problemas y conservar el puesto de
trabajo, donde se abre el campo para la expansión de la corrupción en todos los
niveles y con la capacidad de boicotear cualquier iniciativa que pretenda cambiar
el estatus quo.
Es un ejercito de funcionarios mediocres, porque el
estado privilegia el ahorro presupuestal sobre la calidad, los bajos salarios
que ofrece un puesto en el gobierno hace que los mejores profesionales opten
por la empresa privada; en un país con una elevadísima tasa de desempleo, una posición
en el gobierno, donde las exigencias de competencia son bajas y la estabilidad laboral
es garantizada, significa un tabla de salvación para muchos que no logran
cumplir los estándares de la empresa privada.
En este contexto podemos entender que no importa quien
o quienes salgan elegidos como gobernantes o supuestos representantes, puede
ser joven o viejo, hombre o mujer, capitalino o provinciano, de un partido o de
otro, de izquierda, centro o derecha, intelectual o iletrado, aunque tenga las
mejores intenciones para lograr un cambio que favorezca a las grandes mayorías,
no tendrá campo de acción para lograrlo, el sistema se encarga de engullirlo
dentro de su gran maquinaria; las opciones que tiene son: adaptarse o verse
expulsado.
En definitiva, el sistema político esta diseñado para
reproducirse, con todas sus deficiencias y perversidades, nuestra democracia
camina en un circulo vicioso, donde pueden cambiar las caras, los nombres, los
colores políticos, pero no el sistema, que continuará produciendo la misma
calidad de políticos, que seguirán haciendo las mismas cosas que sus
antecesores.
La confirmación de lo expuesto está a la vista, cuando
solo en la última década hemos tenido tantos presidentes, de diferentes
extracciones sociales y políticas, tantos parlamentos que fueron revocados y
vueltos a elegir, pero sin embargo cada cual, pese a las promesas y discursos,
termina igual o peor que el anterior.
Romper el círculo sistémico, implica cambiar las
reglas de juego, crear una nueva legislación electoral, en primer lugar, luego
normar las funciones y obligaciones de los representantes políticos, estipular
el mandato popular en la representación de los mismos, modificar la estructura del
estado en todos los niveles, tal que se adecúe a las necesidades de un aparato funcional
y moderno, construir una nueva generación
de funcionarios públicos capaces de afrontar los retos del desarrollo nacional,
modificando el escalafón de personal, las escalas salariales y elevando los estándares
de calificación para cada posición.
Cambios radicales que requieren un nuevo pacto social,
porque la evidencia demuestra que el presente no está funcionando, vivimos de
crisis en crisis en una espiral de violencia social y política que amenaza con
explotar; nuevas elecciones en las mismas condiciones no traerán una solución,
solo nos traerá más de lo mismo.
Por esta razón la lucha por una nueva constitución debe
ser el punto de quiebre de la reconstrucción nacional, y esta reivindicación debe
ser explícita en la necesidad de crear un vínculo real y estable entre los
electores y sus representantes, que es la clave del éxito de una democracia.
lunes, 13 de septiembre de 2021
EL MODELO FALLIDO
La ciencia utiliza un método llamado prueba y error, el cual básicamente se trata de aprender de nuestros errores, la ciencia social necesita aplicar este método más proactivamente, puesto que los cambios sociales están produciéndose cada vez con mayor velocidad.
En el Perú está llegando la hora de percatarnos de que
la principal falla del modelo es su sistema de representación, en nuestra
constitución el parlamento está pensado para representar los distintas
opiniones, creencias y necesidades de las diferentes regiones y localidades del
país; sin embargo, llevamos décadas y décadas eligiendo cuerpos legislativos
decadentes y cuando pensamos que ningún otro podría ser peor siempre nos
sorprenden con el nivel de bajeza a los que estos pueden llegar.
Es hora de aprender de nuestros errores y darnos
cuenta que el sistema electoral nos obliga a votar por un partido político, no
por un representante, y estas organizaciones han dejado atrás las ideologías
que en el siglo pasado las ligaban a ciertos sectores sociales, que ahora ya no
existen, para convertirse en feudos privados de los fundadores o de la elite
dirigente del mismo, a los cuales los militantes, invitados o simpatizantes
deben lealtad absoluta, liderazgos que a su vez están comprometidos con quienes
financian sus actividades proselitistas.
De tal manera que seguiremos eligiendo, no a nuestros
representantes, quienes defiendan nuestros intereses como comunidad ciudadana,
sino a los representantes de ciertos partidos políticos ligados a determinados
intereses económicos; demás está decir que estos partidos políticos,
convertidos en vientres de alquiler, son cuna de oportunistas hambrientos de
poder, impresentables elementos como los que podemos ver hoy en el congreso,
que sin ningún descaro hacen del estado su negocio particular.
Y recalco que esta es la principal debilidad del
sistema político, no el modelo económico, o el sistema educativo o el sistema
de salud pública, que, aun siendo muy importantes, en última instancia dependen
enteramente de quienes toman las decisiones en la esfera política, que es donde
se hacen las leyes que nos rigen, por eso es tan importante destruir ese círculo
vicioso que continúa hundiendo al país de crisis en crisis.
Una nueva constitución tendría que tener como eje
central un cambio radical del sistema político de manera que empodere a los
ciudadanos con su voto, arrebatando esa facultad de las esferas de estos
supuestos partidos políticos y abriendo las posibilidades de un estricto
control ciudadano sobre sus parlamentarios, quienes no tendrán voz y voto por sí
mismos, sino solo como representantes de su comunidad electoral.
Una primera medida sería disponer que los candidatos
no necesiten ser respaldados por ningún partido político, se validan por si
mismos ante su comunidad y buscan obtener la aprobación necesaria para
representarlos.
En segundo lugar, determinar que cada congresista
elegido sea representante de un único distrito electoral, de manera que cada
distrito electoral tenga que elegir a un único representante, ya que las
diferentes regiones tendrían una cantidad de distritos electorales directamente
proporcional a su población.
En tercer lugar, legislar en el sentido que como
representantes los parlamentarios elegidos no tendrán voz y voto por su propia
convicción, sino que serán solo los mensajeros del mandato de sus electores; lo
que significa que cada proyecto de ley deber ser previamente promovida y
discutida dentro del distrito electoral antes de poder ser aprobada.
Bases elementales para una democracia amplia y
participativa con un real poder ciudadano; Perú puede ser el pionero en América
Latina, adelantándose a una época de cambios sociales significativos.
lunes, 2 de agosto de 2021
¿DE QUE DEMOCRACIA HABLAMOS?
Nuestra democracia adolece de dos serias limitaciones en el campo de la representación; el sistema electoral otorga una gran cuota de poder a los partidos, de manera que ningún candidato puede postularse sin el respaldo de un partido, lo que genera que los “dueños” de los mismos den prioridad en la lista a sus más allegados o los que pueden contribuir mejor a sus intereses.
La peor consecuencia de ello es que salen elegidos no
las mejores personas, sino los que son más dóciles a los fines particulares del
partido, muchos salen electos no por una votación personal, sino por el
arrastre del candidato presidencial, incluso algunos de ellos son elegidos en su jurisdicción pese a que
obtuvieron menor votación que alguno de sus contrincantes, gracias a una cifra
repartidora que pone en ventaja a los partidos que obtienen mejor votación a
nivel nacional; esto explica en buena parte la calidad de congresistas que
tenemos, muchos de los cuales sería inútil pedirles actuar con inteligencia,
pero al menos deberíamos exigir un poco de decencia y honor.
Una segunda debilidad de que adolece el sistema es que
los llamados representantes, no lo son realmente, porque no tienen la real representación
de las necesidades y opiniones de sus electores, lo que reciben tras el voto
ciudadano es una delegación de poderes para tomar decisiones en nombre de esos
electores, es como si aceptáramos que el ciudadano por sí mismo no tiene la
capacidad de decidir acerca de su propio bienestar, lo que hace necesario que elijamos
a alguien que si tiene la capacidad de saber que es lo mejor para nosotros;
como hacen los padres con sus hijos, ¿será por eso que les llaman “los padres
de la patria”? sin embargo lo que usualmente hacen es usar ese poder adquirido
para satisfacer intereses personales o de grupo; no existe un control ciudadano
sobre sus comportamientos, más aún están protegidos por la inmunidad de sus
cargos.
Los cambios sociales que han ido produciéndose desde
la última década del siglo XX con la globalización, han relativizado las clases
sociales tal como fueron definidas en ese siglo, tales que eran representadas
por los partidos tradicionales; la sociedad del siglo XXI presenta un reto que
estos no han podido recoger; sin el sustento de una ideología, convertida en
doctrina la cual servía de aglutinador de las huestes de militantes y
simpatizantes, se quedaron sin la herramienta que logre conectarlos con la realidad social
actual para conseguir adherencias, lo que los ha convertido en prácticos clubes
sociales, que se activan únicamente para los periodos electorales, como
vientres de alquiler, con la finalidad de conseguir alguna cuota de poder en
estructura del Estado.
Uno de los cambios urgentes que necesitamos para recuperar
el poder de nuestra democracia y salir del circulo vicioso que nos tiene
empantanados en estas luchas por el poder que se dan entre las diferentes
mafias de corruptos, es desempoderar a los partidos de su preeminencia dentro
del sistema electoral, permitir que cada ciudadano tenga la oportunidad de
postularse dentro de su comunidad, sin tener que someterse o afiliarse a las
exigencias de un partido, simplemente conseguir cierta cantidad de firmas en su
área y los votos necesarios en unas primarias; cada representante puede tener
afiliación o ser simpatizante de cualquier partido, pero eso no determina su
candidatura.
Entendamos que no se trata de llegar a la figura de un
partido único, ni de prohibir la existencia de partidos políticos, estos seguirán
existiendo, pero no serán determinantes en la elección de representantes; una
forma de eliminar la dependencia de los candidatos a las determinaciones de los
jefes de un partido, de manera que su elección signifique un servicio a la
patria que los eligió y no al partido que los postulo.
Esta forma de elección debería ir acompañada de un
sistema que relacione al representante directamente con sus electores; comprendiendo
que si se trata de elegir 130 representantes, como los hay actualmente, debemos
tener igual número de distritos electorales, de manera que las regiones tengan
tantos distritos como corresponda a su población, y en tanto cada distrito
elija su representante, será oportunidad para que lo conozca más cercanamente y
pueda ejecutar los mecanismos de control necesarios sobre su gestión.
La otra gran falla de nuestro sistema democrático es,
como lo explique, que nos impone un régimen inverso; el significado etimológico
de la democracia es “gobierno del pueblo” pero en la actualidad lo que hacemos
es delegar todo el poder en una elite que hace uso de ella desligándose de la
fuente de donde emana su poder, con el privilegio de no tener obligación de dar
cuenta a nadie erigiéndose como soberanos de los destinos del país.
El enlace entre el representante y sus electores debe
convertirse en mandatorio, además de estar sujeto a fiscalización permanente;
lo que significa que el representante elegido no actúa por si, no tiene voto de
conciencia, ni opinión relevante más allá de lo que sus electores, a quienes
representa, le faculten.
Cada voto en el congreso, por lo menos cada proyecto
de ley tendría que ser difundido y debatido en sus bases para luego remitir el
mandato aprobatorio o desaprobatorio por medio de su representante; nada
imposible, ni siquiera demasiado complicado en el mundo digitalizado que hoy
vivimos.
Un nuevo tipo de organizaciones políticas se hace
necesario, como respuesta a las innovaciones que con la globalización han
emergido trasformando las sociedades humanas en el mundo entero.
La muerte de las ideologías, que dominaron el espectro
político el siglo pasado, atravesó la estructura de los partidos existentes,
circunstancia que abrió las puertas para que sean infiltrados por personajes
arribistas que solo pretenden ocupar puestos desde los cuales puedan
usufructuar las arcas del Estado en provecho propio.
Estas nuevas organizaciones políticas necesitan
mostrar una estructura menos ortodoxa, con una militancia que acoja la
diversidad; descentralizada, que permita diferentes grados de autonomía en sus
bases; capaz de representar las necesidades de cada sector y el respeto de sus
derechos.
Estas son las claves necesarias para sentar las bases
de todos los cambios que urgen en el país, desde estos cimientos se puede
lograr la modernización y la universalidad de la educación, la ampliación de
los servicios de salud, así como la promoción de nuestra economía a los
primeros lugares en América.
Cambios cuya ejecución exige un cambio radical en
nuestra constitución; la cual debería centrarse en el modo en que se toman las
decisiones, antes de que los temas específicos de cada sector, los cuales
pueden ser discutidos por los representantes para convertirlos en leyes.
El cambio de constitución requiere de una asamblea
constituyente, pero nos volvemos a trabar si pretendemos formar esta dentro del
sistema político existente, tendremos otro esperpento político tal como
consecutivamente los hemos tenido en el congreso; es imperativo que se inicie
el cambio del sistema electoral con esta nueva asamblea y no caigamos nuevamente
en el mismo circulo vicioso en el que nos tienen atados desde el inicio de la
era republicana.
jueves, 1 de abril de 2021
LA REVOLUCION DE LAS IDEAS
Un hecho incontrastable de la historia humana es que las revoluciones (léase re-evoluciones) no triunfan imponiéndose a balazos, ni provocando un baño de sangre, la verdadera revolución muestra su éxito cuando se asienta en la mente de las personas y logra cambiar el sentido de ciertas ideas que se consideraban legítimas dentro del grupo social; lo que no quita, por supuesto, que el cambio no requiera muchas veces de un último empujón a base de sangre y fuego, pero antes de llegar a ese punto se ha de recorrer un camino mas largo y tedioso en el campo de batalla de las ideas.
Desde los albores de la democracia las sociedades
civiles se dividieron entre conservadores y liberales, girondinos y jacobinos,
republicanos y demócratas, derecha e izquierda; es la brecha que separa desde
el inicio de los tiempos a los que reciben los privilegios del sistema y luchan
por defenderlos y los que viven sosteniendo el peso de la estructura existente
y luchan por un cambio.
Así es como se fue conquistando la libertad de los
esclavos, la prohibición de la servidumbre, la caída de las monarquías, el voto
femenino, el fin del apartheid y muchos otros logros con los cuales nuestra
sociedad ha evolucionado; logros que en su tiempo fueron considerados
impensables por las convenciones sociales imperantes.
En los tiempos presentes nuevos ideales se van
imponiendo y perfilan nuestro futuro como sociedad, los menciono sin que el orden
signifique una prioridad.
La equidad de género; a lo largo de muchos siglos
nuestras sociedades han sido dominadas por un machismo a ultranza, con el
advenimiento del industrialismo y la fuerza laboral femenina esto fue cambiando,
en la actualidad, con los avances de la tecnología, la mujer se posiciona como
actor preponderante en la estructura social; sin embargo aun permanecen los
remanentes de dichas ideologías incrustadas en la mentalidad humana; allí tenemos
los innumerables casos de violencia familiar, feminicidios, violaciones,
acechamiento y abuso de que son victimas las mujeres; la educación sexual que
implique el reconocimiento de la equidad de genero a temprana edad es una meta próxima
a alcanzarse.
El matrimonio igualitario; desde la perspectiva, casi universalmente
reconocida actualmente, de que el homosexual no es un pervertido, ni un enfermo
mental o un pecador empedernido, sino un ser humano común y corriente como
cualquiera de nosotros, con diferentes preferencias, el correlato debería ser,
que se reconociera legalmente la unión de estas parejas, con todos sus
derechos, tanto a compartir bienes y beneficios, como a criar hijos; sin
embargo sigue presente un irracional temor
a que este reconocimiento aliente a la propagación del homosexualismo,
como si este fuera un virus que se contagia con el contacto o se genera con el
ejemplo; posiciones que poco a poco se están volviendo minoritarias y surgen
los estados donde se reconoce legalmente estas uniones.
La identidad de género; con el avance incontenible de
la ciencia, se ha conseguido que algunas personas homosexuales consigan,
mediante operaciones quirúrgicas, transformar su cuerpo según sus preferencias
sexuales, sin embargo, en muchos lugares se les niega la posibilidad de hacerse
reconocer legalmente con su nueva identidad; ¿con que objetivo? ¿se trata de un
castigo por sus perversiones? Esto tiene que cambiar y el reconocimiento de su
identidad es otra de las metas de este siglo.
La legalización de las drogas; no hemos aprendido,
desde los albores del siglo pasado, cuando el alcohol fue prohibido en América
de norte, haciendo brotar el crimen de las mafias italianas y el poderío de Al
Capone; con solo una pequeña parte del inmenso capital que se dedica a combatir
el narcotráfico podría atenderse a las victimas de las adicciones y la comercialización
legal con estándares establecidos, tal como se hace con el tabaco y el alcohol
actualmente, haría que el trafico ilegal no sea productiva.
El aborto legal; más allá de las doctrinas religiosas,
la ciencia ha demostrado que, en el proceso de gestación, la vida humana es
reconocida a partir del cuarto mes, las condenas al aborto van mas bien
dirigidas a restringir los derechos de la mujer, limitándolos a su papel de
madre y ama de casa; la realidad es que el aborto clandestino asesina muchos
bebes y mujeres, ya va siendo hora de que la mujer se posicione en el lugar que
le corresponde en la sociedad.
La digitalización de la vida diaria; queramos o no, casi
sin que nos hayamos dado cuenta, la tecnología ha invadido todos los rincones
de nuestra vida diaria y llego para quedarse y avanzar mas allá, es algo que
tenemos que aceptar y asimilar, los sistemas de salud, educación, las entidades
financieras, las comunicaciones personales, la comida, todo está enlazado ahora
en la red digital, nada detendrá este avance.
El trabajo automatizado; en época electoral los
candidatos salen a ofrecer incrementar los puestos de trabajo, lo que es válido
en términos temporales, pero para cualquier economista o científico social serio,
resulta evidente que esta oferta no es sostenible en el largo plazo; el avance
incontenible de la tecnología trae consigo la automatización del trabajo, cada
vez con mayor fuerza, lo que provoca que una mayor cantidad de fuerza laboral sea
expulsada del mercado; es algo que tarde o temprano tenemos que asimilar y que
nos obligara a cambiar el sistema económico imperante para sobrevivir como
sociedad.
La democracia representativa; nos han acostumbrado a
pensar que la democracia es salir a votar por algún gobernante cada cierto número
de años, la realidad nos ha demostrado que ese sistema ha caducado hace tiempo,
desde la decadencia de los partidos políticos, los que se han convertido en
cascarones electorales que solo funcionan para colocar sus fichas en posiciones
de poder; los políticos profesionales invierten mucho dinero en sus campañas
para salir elegidos, por lo que se afanan en conseguir la retribución de su
capital cuando consiguen el puesto, lo que significa que las decisiones que toman
son en su propio criterio, no así el de sus electores, esto se ha hecho mas y
mas evidente cada día, por tanto las voces de cambio se avecinan y demandan una
verdadera representación, lo que significa que los elegidos tienen que llevar
la voz de quienes representan, acallando la suya propia, haciendo que cada voto
como representante este validado por un mandato de sus electores.
Todo cambio causa siempre turbación, nos acostumbramos
a nuestra zona de confort y nos cuesta salir, pero llega un momento en que no
podemos quedarnos atrás, no podemos detener la historia, hay que mirar el futuro
con mente abierta y apostar por el cambio, por el progreso.
Ese momento llega ahora, cuando entendemos que el sistema
que nos ha gobernado durante décadas es obsoleto e injusto, es el momento de
cambiarlo todo, con decisión y con esperanza en el futuro.