Una inimaginable, hace apenas un par de años, pandemia
está recorriendo el planeta entero, como solo lo habíamos visto en las
películas de ciencia ficción,
Estamos claros que las situaciones accidentales que
pueden desencadenar una pandemia de esta naturaleza son difíciles de predecir e
incluso de controlar, pero una vez que enfrentamos el hecho de una pandemia de
esta magnitud, comprobamos una inmensa irresponsabilidad y un terrible
desprecio por la vida humana en la actitud tomada por los gobiernos para
combatirla.
Lo más esencial que ha tenido que considerarse es
preservar la vida, sin embargo, el sistema neoliberal imperante ha puesto por
delante la economía de mercado; no es que sea un nuevo enfoque debido a la
pandemia, siempre ha sido ese su orden de prioridades, solo que en esta
situación se puesto en una evidencia sumamente trágica.
Cualquier epidemiólogo podía habernos dado la receta
para salvar millones de vidas conociendo que el virus solo se trasmite de
persona a persona a través de las mucosas y que el periodo de incubación no es
mayor a catorce días.
El sentido común debería dictarnos que la mejor manera
de detener la expansión de la pandemia y salvar vidas es dictar una cuarentena
absoluta, con rígidas medidas de seguridad, durante tres o cuatro semanas,
donde nadie pudiera salir de sus casas por ningún motivo, a que sea un caso de
emergencia; de esta manera, los contagiados, apenas presenten síntomas serian
evacuados a los centros hospitalarios, donde serian tratados tomando las
respectivas medidas de aislamiento y nos aseguraríamos que el resto de la
población permanezca sano, cortando de raíz la movilidad del virus.
Por supuesto, una medida de esta naturaleza requiere
todo un plan logístico de acompañamiento, para garantizar el cumplimiento de
las metas.
En primer lugar, asegurar los servicios básicos,
policía, fuerzas armadas, bomberos, defensa civil, servicios médicos, agua,
electricidad, telefonía, comunicaciones, cuyo personal deberá permanecer en sus
puestos durante todo el periodo, con la obligación de proveerles de espacio
para descansar y alimentación.
En segundo lugar, asegurar la subsistencia de la
población, encargando a las fuerzas armadas y defensa civil, en coordinación
con las distintas bases de datos del Estado, el acopio, empaque y distribución
de agua y alimentos barrio por barrio, asegurándose que todos reciban lo suficiente
para sobrevivir la cuarentena.
En tercer lugar, decretar una moratoria financiera, de
tal manera que nadie tenga que pagar sus deudas durante el mes de la cuarentena,
esto valido tanto para las personas naturales, como para las empresas y el Estado;
en vista que se paraliza la economía durante ese periodo, nadie paga, nadie
cobra, a eso se llama paralización perfecta.
En un plazo máximo de un mes se habría detenido la ola
de contagios y acabado con la pandemia, pudiendo centrar los recursos médicos
en atender a los enfermos y procurar su recuperación; abriendo luego las
fronteras para las personas con la condición que cumplan una cuarentena de dos
semanas y para los productos cumpliendo con protocolos de desinfección.
Sin embargo, el neoliberalismo no se podía permitir
una pérdida económica de esa naturaleza, optando por preservar sus ganancias
sobre la vida humana y la seguridad de la población; prefirieron destinar los
recursos a sostener la economía y no a las personas.
La falsa premisa de esta operación es que la economía
crea los empleos para que la gente sobreviva y si esta cae la población no
tendría como sobrevivir; premisa falsa desde un principio, pues no son las
empresas las que crean empleos, es la demanda de productos y servicios la que
hace surgir empresas y con estas los empleos, sin demanda no hay empresa, demanda
que es creada justamente por la población en su papel de consumidor, por tanto
es el cliente(el poblador) el único que hace mover la economía y a quien hay
que proteger en primer lugar.
Segunda falsía de esta premisa, es evidente que, en un
país como Perú, donde un 70% de la economía es informal, el esfuerzo por
sostener a las grandes empresas (formales) no tiene el suficiente impacto para
preservar la economía nacional; lo que se hizo fundamentalmente es proteger a
los dueños de las grandes fortunas asentadas en el país.
Ejemplos a mostrar, China y Cuba, con regímenes
autoritarios y con avanzados sistemas de salud, han controlado rápidamente la
pandemia con duras medidas restrictivas, protegiendo efectivamente a su
población; ¿saben cuántos muertos por COVID-19 hay en Cuba? 300, es decir el
0.003% de su población, esa es la efectividad cuando hay un interés mayor que
el de la economía en un gobierno.
No podemos dejarnos engañar por los gobiernos de turno
y la propaganda en el sentido que la pandemia es inevitable y que estamos
haciendo lo mejor posible dentro de las circunstancias, hay medidas efectivas
que se debieron tomar desde un principio y que deberían seguir tomándose en
cuenta, aun durante el periodo en que se distribuya la vacuna; cada vida humana
es imprescindible y vale mucho más que un puñado de monedas.
Excelente articulo, coincido en la totalidad de los planteamientos. Especialmente este asunto de la gran seguridad social que hay en Cuba. Pensada desde otro marco mas humano, menos economico. Algo que los medios capitalistas dejan de ver por sus indicadores "economicos" muy sesgados.
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