Un hecho incontrastable de la historia humana es que las revoluciones (léase re-evoluciones) no triunfan imponiéndose a balazos, ni provocando un baño de sangre, la verdadera revolución muestra su éxito cuando se asienta en la mente de las personas y logra cambiar el sentido de ciertas ideas que se consideraban legítimas dentro del grupo social; lo que no quita, por supuesto, que el cambio no requiera muchas veces de un último empujón a base de sangre y fuego, pero antes de llegar a ese punto se ha de recorrer un camino mas largo y tedioso en el campo de batalla de las ideas.
Desde los albores de la democracia las sociedades
civiles se dividieron entre conservadores y liberales, girondinos y jacobinos,
republicanos y demócratas, derecha e izquierda; es la brecha que separa desde
el inicio de los tiempos a los que reciben los privilegios del sistema y luchan
por defenderlos y los que viven sosteniendo el peso de la estructura existente
y luchan por un cambio.
Así es como se fue conquistando la libertad de los
esclavos, la prohibición de la servidumbre, la caída de las monarquías, el voto
femenino, el fin del apartheid y muchos otros logros con los cuales nuestra
sociedad ha evolucionado; logros que en su tiempo fueron considerados
impensables por las convenciones sociales imperantes.
En los tiempos presentes nuevos ideales se van
imponiendo y perfilan nuestro futuro como sociedad, los menciono sin que el orden
signifique una prioridad.
La equidad de género; a lo largo de muchos siglos
nuestras sociedades han sido dominadas por un machismo a ultranza, con el
advenimiento del industrialismo y la fuerza laboral femenina esto fue cambiando,
en la actualidad, con los avances de la tecnología, la mujer se posiciona como
actor preponderante en la estructura social; sin embargo aun permanecen los
remanentes de dichas ideologías incrustadas en la mentalidad humana; allí tenemos
los innumerables casos de violencia familiar, feminicidios, violaciones,
acechamiento y abuso de que son victimas las mujeres; la educación sexual que
implique el reconocimiento de la equidad de genero a temprana edad es una meta próxima
a alcanzarse.
El matrimonio igualitario; desde la perspectiva, casi universalmente
reconocida actualmente, de que el homosexual no es un pervertido, ni un enfermo
mental o un pecador empedernido, sino un ser humano común y corriente como
cualquiera de nosotros, con diferentes preferencias, el correlato debería ser,
que se reconociera legalmente la unión de estas parejas, con todos sus
derechos, tanto a compartir bienes y beneficios, como a criar hijos; sin
embargo sigue presente un irracional temor
a que este reconocimiento aliente a la propagación del homosexualismo,
como si este fuera un virus que se contagia con el contacto o se genera con el
ejemplo; posiciones que poco a poco se están volviendo minoritarias y surgen
los estados donde se reconoce legalmente estas uniones.
La identidad de género; con el avance incontenible de
la ciencia, se ha conseguido que algunas personas homosexuales consigan,
mediante operaciones quirúrgicas, transformar su cuerpo según sus preferencias
sexuales, sin embargo, en muchos lugares se les niega la posibilidad de hacerse
reconocer legalmente con su nueva identidad; ¿con que objetivo? ¿se trata de un
castigo por sus perversiones? Esto tiene que cambiar y el reconocimiento de su
identidad es otra de las metas de este siglo.
La legalización de las drogas; no hemos aprendido,
desde los albores del siglo pasado, cuando el alcohol fue prohibido en América
de norte, haciendo brotar el crimen de las mafias italianas y el poderío de Al
Capone; con solo una pequeña parte del inmenso capital que se dedica a combatir
el narcotráfico podría atenderse a las victimas de las adicciones y la comercialización
legal con estándares establecidos, tal como se hace con el tabaco y el alcohol
actualmente, haría que el trafico ilegal no sea productiva.
El aborto legal; más allá de las doctrinas religiosas,
la ciencia ha demostrado que, en el proceso de gestación, la vida humana es
reconocida a partir del cuarto mes, las condenas al aborto van mas bien
dirigidas a restringir los derechos de la mujer, limitándolos a su papel de
madre y ama de casa; la realidad es que el aborto clandestino asesina muchos
bebes y mujeres, ya va siendo hora de que la mujer se posicione en el lugar que
le corresponde en la sociedad.
La digitalización de la vida diaria; queramos o no, casi
sin que nos hayamos dado cuenta, la tecnología ha invadido todos los rincones
de nuestra vida diaria y llego para quedarse y avanzar mas allá, es algo que
tenemos que aceptar y asimilar, los sistemas de salud, educación, las entidades
financieras, las comunicaciones personales, la comida, todo está enlazado ahora
en la red digital, nada detendrá este avance.
El trabajo automatizado; en época electoral los
candidatos salen a ofrecer incrementar los puestos de trabajo, lo que es válido
en términos temporales, pero para cualquier economista o científico social serio,
resulta evidente que esta oferta no es sostenible en el largo plazo; el avance
incontenible de la tecnología trae consigo la automatización del trabajo, cada
vez con mayor fuerza, lo que provoca que una mayor cantidad de fuerza laboral sea
expulsada del mercado; es algo que tarde o temprano tenemos que asimilar y que
nos obligara a cambiar el sistema económico imperante para sobrevivir como
sociedad.
La democracia representativa; nos han acostumbrado a
pensar que la democracia es salir a votar por algún gobernante cada cierto número
de años, la realidad nos ha demostrado que ese sistema ha caducado hace tiempo,
desde la decadencia de los partidos políticos, los que se han convertido en
cascarones electorales que solo funcionan para colocar sus fichas en posiciones
de poder; los políticos profesionales invierten mucho dinero en sus campañas
para salir elegidos, por lo que se afanan en conseguir la retribución de su
capital cuando consiguen el puesto, lo que significa que las decisiones que toman
son en su propio criterio, no así el de sus electores, esto se ha hecho mas y
mas evidente cada día, por tanto las voces de cambio se avecinan y demandan una
verdadera representación, lo que significa que los elegidos tienen que llevar
la voz de quienes representan, acallando la suya propia, haciendo que cada voto
como representante este validado por un mandato de sus electores.
Todo cambio causa siempre turbación, nos acostumbramos
a nuestra zona de confort y nos cuesta salir, pero llega un momento en que no
podemos quedarnos atrás, no podemos detener la historia, hay que mirar el futuro
con mente abierta y apostar por el cambio, por el progreso.
Ese momento llega ahora, cuando entendemos que el sistema
que nos ha gobernado durante décadas es obsoleto e injusto, es el momento de
cambiarlo todo, con decisión y con esperanza en el futuro.