viernes, 3 de marzo de 2023

QUE QUEREMOS LOS TERRORISTAS

 

Dina Boluarte dice que no entiende que es lo que reclama el pueblo, al que luego llama violentistas, azuzados por los terroristas; es evidente que no es ella la que gobierna, solo es un títere que funciona en el cargo bajo las órdenes de los intereses políticos de aquellas fuerzas que perdieron las elecciones.

A ellos hay que explicarles, estos “terroristas” y “azuzadores” no salen a las calles todos los días a protestar porque quieren que les construyan una carretera, no dejan sus pueblos y se trasladan cientos de kilómetros para llegar a Lima y marchar en la capital por que quieren un hospital o una escuela, no se enfrentan a las balas y la violencia policiaca porque quieren mejores servicios de agua o electricidad.

Es cierto que necesitan urgentemente todo eso, pero ya pasaron todos los procesos exigiendo el cumplimiento de sus demandas, y fueron engañados una y otra y otra vez, por este y por muchos otros gobiernos, con diferentes y con los mismos pretextos y excusas, ya comprobaron hasta la saciedad que este camino no funciona, se ha llegado al punto que no se puede creer mas en ninguna promesa u ofrecimiento de esta clase política.

Es más, se han dado cuenta que una de las razones por la que son engañados e invisibilizados, es su raza, su cultura, su posición social.

Lo que todos estos “terroristas” y “azuzadores” exigen ahora, es tener voz y voto en las cuestiones que les atañen, es decir, participación política en la sociedad a la que pertenecen, lo cual es un principio básico de la teoría democrática.

 Y digo de la teoría porque, en la practica, la mayoría de la republicas que dicen aplicar la democracia representativa, lo que hacen es delegar el poder ciudadano en una elite de “políticos profesionales” que hacen de la función su modo de vida y la forma expeditiva de hacer fortuna personal, convierten la función de servidor publico a servirse del publico y deciden las leyes y reglamentos de acuerdo a su mejor parecer e interés personal, sin tener en cuenta la opinión de sus electores.

Esta deformación de la democracia que convirtió la representación en delegación, ha permitido el surgimiento de esta forma elitista de la política, despojando del poder a la mayoría ciudadana, el pueblo, despectivamente la plebe, en el sobreentendido que esta no tiene capacidad de razonar correctamente sobre lo que es el bienestar colectivo, por lo tanto, es la “clase ilustrada” la indicada a tomar las decisiones correspondientes.

El modelo electoral que el presente sistema político aplica, fortalece este esquema, dándole mucho poder a partidos políticos que hace mucho tiempo dejaron de serlo en la practica, convirtiéndose en cascarones electorales que venden su participación al mejor postor en aras a conquistar un porcentaje del poder dentro del aparato estatal.

Al ciudadano le dan la oportunidad de escoger cada cinco años entre las muy limitadas opciones que ofrecen estos partidos, que no representan a nadie, en estas condiciones nos acostumbramos a votar por el mal menor o estamos votando en contra de…, en vez de a favor de… y, por supuesto, los elegidos están absueltos de toda responsabilidad por sus votos y opiniones, sin tener que dar cuenta de ello a sus propios electores.

¿Dónde queda entonces la representatividad de los políticos? ¿Dónde puede llamarse a esta una democracia representativa?

La polarización exacerbada en la explosiva situación creada por la lucha política en el Perú, ha logrado consolidar los objetivos de la gran mayoría de la población en tres puntos esenciales: renuncia de Boluarte, cierre del congreso y nuevas elecciones,

La salida mas coherente hubiera sido el llamado a nuevas elecciones lo antes posible, como señal de buena voluntad; con seguridad esto hubiera sido suficiente para calmar momentáneamente la multitudinaria protesta y prolongar la solución de la crisis por un par de años más, pero la torpeza del gobierno lo lleva hacia el suicido político, azuzando la violencia con la esperanza de revivir el fantasma del terrorismo.

Pero la propuesta de una asamblea constituyente ya esta sobre la mesa y se impone cada vez con mayor fuerza, hace cinco años esta era una utopía, hoy se discute en todos los sectores sociales y políticos, dado que una gran porción de la población se h dado cuenta que no está representada en el gobierno y que esto es consecuencia del sistema político que nos fue impuesto e la constitución del dictador Fujimori.

Esto nos lleva a la conclusión que, más temprano que tarde, el sistema democrático tiene que ser reformado para restablecer la representación ciudadana, base sine qua non de la democracia; lucha que en estos momentos llevan sobre sus hombros aquellos que desde este gobierno ilegitimo les llaman “terroristas” y “azuzadores”.

 


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