Hay una crisis política que recorre el mundo, que se manifiesta con mayor relevancia en Latinoamérica, pero esta presente, en mayor o menor grado, en todas las sociedades organizadas del planeta.
El quiebre del mecanismo de representación es el
punto en común de todas estas crisis.
La democracia es por definición el gobierno del
pueblo, una sociedad humana que se gobierna a si misma, bajo sus propias reglas.
Para lograr que este sistema funcione los
ciudadanos eligen representantes, los cuales son los encargados de hacer valer su
voz y voto en los niveles de gobierno donde se toman las decisiones de estado.
Desde el nacimiento de republicas, en el siglo
XIX, esta representación se llevaba a cabo a través de partidos políticos, los
cuales representaban grandes corrientes ideológicas, las mismas que reflejaban
los ideales de determinadas clases y sectores de la sociedad a la que pertenecían.
La posmodernidad, con el proceso de globalización
que lleva consigo, ha fraccionado las grandes clases sociales, tal como las conocíamos,
en múltiples estratos que se interrelacionan en diferentes niveles, destruyendo
esas líneas que las delimitaban claramente.
Los partidos políticos perdieron su legitimidad
en este proceso al no lograr incorporar los ideales y necesidades de estos
nuevos estamentos sociales, esto significó el fin de las ideologías que
sustentaban la existencia de estos partidos, puesto que ninguna de las existentes
era compatible con la nueva realidad.
Ante la pérdida de su legitimidad y sin una ideología
que les de sustento, los partidos fueron desapareciendo, los que quedaron y los
nuevos que surgieron, se convirtieron en simples maquinarias electorales, las
cuales se activan en cada proceso colectando fondos, muchos de manera ilegal,
para desarrollar una propaganda masiva que los lleve a captar los votos
necesarios y conseguir su cuota de poder en el aparato estatal, desde donde tendrán
que retribuir a través del presupuesto público las financiaciones recibidas en
campaña.
En esta degradación de los partidos, algunos personajes se han hecho “dueños” de la su maquinaria electoral e imponen los candidatos en sus listas de acuerdo a conveniencias particulares, incluso asegurándose la lealtad de los que salgan elegidos para dichas metas que están fuera de las aspiraciones de sus electores.
Roto ese enlace de representación, la población ha
dejado de confiar en esa clase política que se turna en el poder; con mayor razón
cuando demuestran reiteradamente que fabrican promesas para llegar al poder, pero
rápidamente traicionan a sus electores cuando obtienen el puesto, para defender
sus intereses propios y no para los cuales fueron elegidos.
Es decir, los ciudadanos no tienen una conexión real
con su clase política, no hay ninguna clase de control sobre las decisiones que
estos pueden tomar; en estas circunstancias, no pueden sentirse representados
en el gobierno del país, por ende, si no hay representación, el sistema democrático
no funciona, la correa de trasmisión de las decisiones del ciudadano hacia las
esferas de gobierno esta paralizada.
En el Perú esta situación se ha visto agravada
por el fuerte centralismo de Lima, los graves problemas de corrupción y por el
acendrado racismo, que provoca la invisibilización de las poblaciones quechuas
y aymaras, principalmente; a lo que agregando un insolente abuso de poder de la
elite gobernante, ha provocado la explosiva manifestación de violencia que está
viviendo el país desde diciembre 2022 en rechazo a estas autoridades.
La crisis de la democracia es una crisis política,
por tanto, la solución que se le dé tiene que ser política.
Siendo la falta de representación lo que esta debilitando
la democracia, las propuestas de solución tienen que dirigirse a las formas de
restaurar dicha representación.
Aquí algunos puntos que deberían tenerse en cuenta:
1-
Dividir los distritos
electorales en el mismo número de representantes que se eligen al congreso, de
tal manera que cada cual elija un único congresista.
2-
Que cualquier ciudadano pueda
postular dentro de su distrito electoral, simplemente cumpliendo ciertos
requisitos, como recolectar firmas de apoyo que representen un porcentaje de su
electorado, sin que sea requisito la adhesión a un determinado partido político;
votamos por personas no por partidos.
3-
Que los candidatos elegidos
estén obligados a presentar declaración jurada de sus ingresos, bienes e
intereses, así como renunciar al secreto bancario.
4-
Que sea de información pública
los datos personales de los candidatos elegidos, incluyendo domicilio/s, número
telefónico, correo electrónico y cuentas en redes sociales, de tal manera que
sus electores puedan contactarlo con facilidad.
5-
Crear un mecanismo por el
cual el voto de cada congresista para la aprobación de leyes deba tener el
respaldo de sus electores.
6-
Reglamentar la financiación
de las campañas electorales, de manera que no puedan ingresar dineros ilícitos y
que se garantice cierta equidad de oportunidades entre los candidatos.
7-
Las elecciones para
presidente y para congresistas se llevarán a cabo en periodos diferentes.
8-
Los candidatos a la
presidencia deberán presentar ante el jurado electoral un plan de gobierno
detallado y justificado para cada sector del estado, el cual deberá ser
aprobado por dicha entidad en función a su coherencia y legitimidad.
9-
Los candidatos a la
presidencia deberán correr una primera vuelta para conseguir ser nominados por al
menos el 10%de los distritos electorales; los que alcancen la meta correrán una
segunda vuelta y para ser elegido necesitará alcanzar más del 30% de los votos
válidos, de lo contrario correrán una tercera vuelta con los dos candidatos más
votados.
10-
Se agregará como causal de destitución
del presidente, el incumplimiento deliberado total o parcial de su plan de
gobierno.
De esta manera se elimina
la intermediación de los partidos, dado que su función se volvió obsoleta.
Se establece una relación directa
entre el ciudadano y su representante.
Se exige el cumplimiento de
las promesas electorales.
Estas son esencialmente las
reformas que necesita agregarse a la constitución de la república, lo que
llamamos un nuevo pacto social y que puede garantizar volver a poner en
funcionamiento el sistema democrático.
Por supuesto son ideas en
borrador, que necesitan ser desarrolladas más detalladamente, seguramente corregidas
en algún aspecto, pero lo que no podemos dejar de tener en cuenta es la idea central:
SIN REPRESENTACION NO HAY
DEMOCRACIA