domingo, 31 de julio de 2022

FALSA PROSPERIDAD



Las sucesivas crisis, económicas y sociales, que se vienen desarrollando en el mundo, nos demuestran que el sistema económico neoliberal vigente sufre de una decadencia incontrovertible.

El neoliberalismo es una de las ultimas actualizaciones, de varias otras desde su surgimiento en el siglo XIX, que ha elaborado el capitalismo para adaptarse y poder subsistir, sin embargo, hasta la fecha, no parece tener una nueva propuesta para el reto que presenta la era posmoderna.

En respuesta a la actual crisis, muchos gobiernos, especialmente en Latinoamérica, presentan fuentes estadísticas donde se muestra cierta prosperidad económica; países, como Perú, donde la fuente principal de riqueza son sus recursos naturales (entiéndase minerales crudos) y debido al alza de precios en los mercados internacionales, pueden mostrar un PBI en constante crecimiento durante los últimos años.

Las estadísticas exhibidas no hacen más que mostrar una falsa prosperidad económica, teniendo en cuenta que la riqueza extraída es exportada en su totalidad, dentro de un modelo de exportación primaria, que no genera suficiente empleo para la población, y lo poco que genera es un subempleo, muchas veces tercerizado para evitar cumplir con los derechos laborales, no deja riqueza en la región, debido a extensivas exoneraciones tributarias, justificadas como incentivo a la inversión privada y finalmente porque el dividendo obtenido se malgasta en la burocracia y la corrupción.

La cruda realidad es palpable a simple vista en los suburbios de las ciudades capitales, la pobreza extrema de sus habitantes, en viviendas casi inhabitables, los callejones, las favelas, sin servicios básicos, la gente buscando desesperadamente cualquier trabajo ocasional con que pagar la comida del día, la delincuencia como puerta de escape.

Queda cada vez mas evidente, que la supuesta prosperidad de los estados, no tiene una correlación directa con el bienestar de su población; es más, la brecha social, entre la elite mas rica y poderosa de cada nación y la amplia mayoría ciudadana, se hace mas amplia cada vez; dicho, en otros términos, los ricos se hacen cada vez mas ricos y los pobres cada vez más pobres.

Lo que queda demostrado es que la falla de origen no es que no estamos produciendo suficiente riqueza, sino que no se está distribuyendo correctamente.

La fuerza del engaño, con la falsa prosperidad económica, a través de la manipulación de los números no es suficiente para satisfacer las necesidades primarias de gran parte de la población, lo cual desencadena desengaño y frustración en la población, emergiendo las crecientes protestas que impiden la gobernabilidad, sin importar el color político del gobierno de turno.

En primer lugar, el desarrollo económico implica una gran inversión en educación, reconstruyendo las mallas curriculares; entender que el valor de una nación no esta en sus activos físicos, sino en la calidad de sus ciudadanos.

En segundo lugar, necesitamos una legislación que regule la distribución de la riqueza producida, dando prioridad al bienestar de los habitantes.

Desarrollo económico es deseable, incluso temporalmente dentro del modelo capitalista original, lo que hay que rechazar enfáticamente es el modelo de expoliación neoliberal que nos han impuesto y que ya no tienen como justificar.

  

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