Muchos países, y recientemente
Argentina entre los latinoamericanos, han aprobado leyes que permiten el aborto,
con ciertas condiciones; ante esta situación miles de personas salen a oponerse
a dichas leyes bajo la consigna de estar “en defensa de la vida” y pretenden
manipular la opinión pública con imágenes de bebes siendo descuartizados en el
útero materno, siendo esta una retórica simplista y completamente falsa,
ninguna ley permite el aborto de fetos humanos.
¿Por qué es tan difícil
para tanta gente en Latinoamérica aceptar el derecho de la mujer a decidir
sobre su propio cuerpo? Para explicar este fenómeno tendríamos que tener en
cuenta que existen varios siglos de adoctrinamiento religioso, especialmente de
la iglesia católica, que ha pasado de generación en generación, implicando el
rol dominante del varón y el sometimiento de la mujer, donde además se pretende
materializar leyendas como la de Adán y Eva, dándole a la vida una aureola
mágica, que casi limita con la hechicería, en abierto contrate con la ciencia.
A ellos debemos
hacerles notar que, más allá de sus respetables creencias religiosas,
inculcadas durante siglos de colonización española, el Estado tiene la
obligación de honrar las leyes de la ciencia, esa misma ciencia que, pese a las
condenas y excomuniones de la Iglesia Católica, ha logrado extender el periodo
de vida de la humanidad, así como mejorar notablemente las condiciones de su
existencia.
Y la ciencia nos dice,
hasta los más recientes estudios, que la vida humana solo se presenta en el
proceso de gestación hasta después del tercer mes desde la fecundación, en las
etapas anteriores a este período encontramos un huevo cigote y luego un
embrión, los cuales no configuran como ser humano, es solo posteriormente
cuando se forma el feto que podemos identificar un bebe.
Es por esta razón que
los laboratorios genéticos, las clínicas de infertilidad y otros centros
médicos son permitidos de experimentar con los embriones humanos, en las
clínicas genéticas se crean embriones humanos, in vitro, fertilizando huevos
femeninos con esperma masculino y se separan los embriones que demuestran ser
perfectamente saludables en las pruebas a las que se someten, para venderlos a
madres infértiles que desean procrear y se desechan los embriones defectuosos;
no se está manipulando seres humanos, son solo embriones.
Tratar de identificar
al ser humano desde la fecundación es tan disparatado como querer identificar
un huevo de gallina con un pollo, ciertamente un huevo podría convertirse en un
pollo, pero no lo es por sí mismo, de la misma manera un embrión es una de las
fases de la gestación que podría generar un ser humano, pero no lo es.
La legalización del
aborto permitirá truncar el proceso de gestación hasta el tercer mes de
embarazo, extirpando el embrión del útero materno, tienen toda la razón
aquellos que afirman que extraer un feto es cometer un asesinato a sangre fría,
pero el aborto legal aparece justamente para evitar que personas irresponsables
cometan estos actos de barbarie clandestinamente.
En segundo lugar, hay
que decir que “en defensa de la vida” se promueve esta ley, pues las
estadísticas nacionales en el Perú muestran que más de cincuentaiocho mujeres
fallecen anualmente a consecuencia de malas prácticas cometidas durante abortos
clandestinos, así como más de veintiocho mil hospitalizaciones debido a las
complicaciones medicas de las mismas.
Legalizar el aborto
significa brindar a esta gran cantidad de mujeres la oportunidad de acceder a
instalaciones médicas que cuenten con un mínimo de protocolos de sanidad y
seguridad en sus intervenciones; esto significa salvar cientos de vidas de un
proceso en curso que no se va a detener solo porque está declarado ilegal.
Si tenemos en cuenta
que cerca de treinta mil casos de aborto inseguro se reportan por haber tenido
consecuencias graves para la salud de las mujeres, podemos inferir que al menos
cien mil abortos se ejecutan clandestinamente por año en el Perú.
Esto no va a decrecer
solamente porque es contra la ley, en este caso las leyes en la práctica están
cerrando los ojos ante una realidad cruenta que enfrentan las mujeres en el
país, porque todos podemos constatar, en los barrios marginales, la existencia
de los letreros ofreciendo solución para los “atrasos menstruales”, a vista y
paciencia de las autoridades, y claro es en los barrios marginales, porque en
las zonas “pitucas” las chicas tienen la oportunidad de pagar buenas cantidades
para contratar médicos que se prestan para estos servicios, o viajar al
extranjero donde lo pueden hacer legalmente.
La legalización del
aborto servirá también para que mujeres con embarazos detectados con severas
anormalidades genéticas puedan decidir si desean continuarlo o desecharlo, es
injusto traer a la vida a un ser que va a ser objeto de sufrimiento continuo y
cuya existencia será corta y delicada.
El aborto legal va a
permitir que miles de niñas que han sido embarazadas producto del abuso sexual,
no pierdan su infancia, ni vean cortadas sus aspiraciones de vida por una
situación que ellas no han buscado, de la cual no tienen control.
Asimismo, permitirá que
las mujeres embarazadas producto de violaciones, puedan legalmente terminar con
ese proceso indeseado y que solo traerá más dolor y vergüenza a sus vidas,
además del daño ya causado.
Y para los que piensan
que se puede evitar el aborto simplemente usando protección durante las
relaciones sexuales, habría que hacerles ver la realidad de gran parte de
nuestro país, más allá de Miraflores, San isidro, Jesús María, Magdalena y
demás distritos centrales; ya ni siquiera hablar de la alta serranía o de la
selva baja, sino en la misma periferia de Lima Metropolitana.
El entorno creado por
una sociedad predominantemente machista, donde la miseria económica hace de la
educación un lujo difícil de alcanzar, creando una miseria moral que la
acompaña indefectiblemente; esa vida miserable que hace que cuando la mujer le
pide a su pareja que use un preservativo, le conteste que no se siente igual y
no le gusta usar protección porque: “son cojudeces” y cuando ella quiere
cuidarse con pastillas anticonceptivas, su pareja le increpe: “lo que quieres
es salir a putear con cualquiera sin peligro de embarazarte”, que cuando ella
no desea tener relaciones su pareja le increpe: “para eso eres mi mujer, si no
me voy a buscar otra en la calle” , que cuando se niegan a tener relaciones su
pareja cree tener el derecho de obligarla por la fuerza a consumar el acto, y
ninguna autoridad está dispuesta a acoger una demanda por violación dentro del
matrimonio, y que cuando tratan de salirse de ese círculo de sometimiento en el
que están inmersas, saltan de la sartén a las brasas, porque se arriesgan a
caer en el siguiente circulo de la violencia física, poniendo en peligro la
propia vida en muchos casos, además del potencial abandono del principal
sustento económico para la familia. No señores, no es tan fácil como
simplemente decir no quiero, o decidir usar protección anticonceptiva, ojalá lo
fuera.
Vale hacer notar,
además, que la gran mayoría de los que anatemizan la legalización del aborto
son varones, quienes simplemente tienen los parámetros que la sociedad machista
les pone, cargando toda la responsabilidad del embarazo a la mujer: “si no
quiere tener hijos para que abre las piernas” “debió cuidarse antes de meterse
a la cama con cualquiera” “después de una noche loca vienen los
arrepentimientos”, como si la mujer se embarazara por sí misma, el varón se
exime de toda responsabilidad, porque tienen la idea que la mujer es para
cocinar, lavar, planchar, limpiar y hacerse cargo de los hijos; ¿y donde esta
entonces la competencia del hombre en todo este asunto?
Por último, pero no
menos importante, para aquellos que temen que una legalización del aborto
provocará que muchas mujeres se lancen masivamente a solicitar abortos, porque puedan
recurrir a ello después de “una noche loca” y no hacerse responsables de sus
malas decisiones; habría que hacerles tomar conciencia de lo traumático que es
este procedimiento, y que, aún en las condiciones más favorables, toda cirugía
conlleva un riesgo de vida; y que nadie en su sano juicio podría desear pasar
voluntariamente por una circunstancia parecida, no solo por las consecuencias
físicas en la salud, sino que además existe un shock psicológico difícil de superar.
Para una mujer es muy
duro llegar a tomar la decisión de abortar, existe toda una red de sentimientos
contradictorios; siempre existirán algunas irresponsables que han borrado sus límites
de conciencia y pueden usar la legalización para reparar sus “noches locas”,
pero serán siempre una pequeñísima minoría y no pueden ser usadas para
desacreditar los motivos de la gran mayoría.
El aborto legal es solo
una forma de salvar vidas, por eso es “provida”, salva las vidas de las madres
abusadas, salva las vidas de las mujeres violadas, salva las vidas de las niñas
que de otro modo perderían su infancia, ninguna mujer debe verse obligada a
vivir una vida que no ha escogido.
¿Aborto gratuito,
financiado por el Estado?, si, debe ser gratuito para las mujeres violadas,
porque es el reconocimiento de la falla del Estado en preservar la seguridad
del individuo; para el resto, quienes tengan recursos pueden acudir a las
clínicas de su preferencia, y para la población de bajos recursos pueden acudir
al centro de salud de su localidad y pagar precios accesibles haciendo uso del
Seguro Integral de Salud.
Ser madre, es a la vez
un privilegio y una responsabilidad que debe ser tomada seria y voluntariamente,
nadie debe verse forzado a asumir una carga indeseada, porque eso
inevitablemente va a destruir la esencia de un núcleo familiar, que es el amor
y la confianza y quien va a sufrir las consecuencias, no es solo la madre, sino
aquel bebe que es obligado a crecer en un entorno no deseable.
Por último, como la
historia nos enseña, las reivindicaciones sociales, como los derechos de la
mujer, vienen conquistándose a través de los años, tal como la liberación de la
esclavitud, el derecho a escoger marido, a poder educarse, al trabajo, al voto
y así, tarde o temprano, a pesar de la resistencia de los sectores
ultraconservadores, la sociedad avanza y los valores son reconocidos
universalmente.
Ciertamente legalizar
el aborto es solamente un paliativo para un problema social estructural, una
solución definitiva pasa por reforzar la sensibilidad humana de nuestra
población mediante un sistema educativo de calidad, con cursos de equidad de
género y de educación sexual desde temprana edad, esto significa un trabajo
planificado desde las instituciones de gobierno para crear unas generaciones de
ciudadanos responsables, con valores morales modernos y eficientes, capaces de
construir una sociedad justa y sostenible; pero esto es un proceso que, en el
mejor de los casos, veríamos sus resultados en un par de décadas, mientras que
el problema grave requiere una respuesta urgente e inmediata para detener un
flujo de mortalidad sin sentido.