La historia de una conspiración
GOLPE A GOLPE
Pedro Castillo llega a la presidencia como otro
outsider mas, tal como llegaron Toledo, Humala y hasta Fujimori; son la representación
del hartazgo de la población sobre esa élite política tradicional, y la apuesta
por movimiento que genere un cambio en el escenario político nacional,
generalmente representada por organizaciones de izquierda.
Esa izquierda que fue en gran parte responsable de que
llegaran al poder, apoyando dichas candidaturas, en última instancia, cuando
sus candidatos originales fueron eliminados de la segunda vuelta electoral, confiando
en las promesas de cambios radicales que hacían estos candidatos y como medio
para detener las candidaturas de la derecha más reaccionaria y con comprobados
enlaces con la corrupción.
La diferencia esencial es que Castillo, es un “serrano”
con muy poca educación y una nula experiencia política, que llega respaldado
por un partido que se proclama marxista, y que planteaba reformar el sistema político
a través de una nueva constitución; esto era más de lo que la élite blanca limeña
podía soportar. Desde el primer día, después de la primera vuelta electoral, empezaron
a fraguarse las conspiraciones para eliminar a Castillo del escenario político nacional.
La llegada de Castillo al poder fue celebrada con algarabía
por los sectores populares, especialmente en provincias, que se identificaban
con su origen pueblerino de humilde familia; inmediatamente recibió el apoyo de
los sectores intelectuales de la izquierda, así como de diversas organizaciones
populares; convirtiéndose en la cercana esperanza del cambio que muchos
anhelaban.
Sin embargo, pronto se reveló que Castillo no era mas
que una marioneta de Cerrón, el “dueño” del partido Perú Libre, el cual al verse
impedido de ser el candidato, por tener condena por corrupción mientras fue
presidente de la región Junín, invito a este profesor campesino, que había tenido
cierto renombre al dirigir una huelga magisterial algunos años atrás, como el
candidato ideal para arrastrar votos en provincias; su cálculo político fue
corto, no tenía ninguna pretensión de ganar la presidencia, la meta era ganar
suficientes votos para colocar una cantidad de congresistas que le permitieran
poder negociar presupuestos para la región Junín, donde aún tenía el control a través
de testaferros corruptos, así como encontrar alguna salida para sus problemas
judiciales; la realidad lo tomo por sorpresa y empezaron sus desencuentros con Castillo.
Al igual como sucedió con otros candidatos apoyados por
fuerzas de izquierda, Castillo inició su gobierno con una convocatoria amplia,
donde participaron profesionales de alta calidad provenientes de otras
organizaciones de izquierda, se uso el lenguaje inclusivo y radical en sus
intervenciones; pero también igual que aquellos otros candidatos, muy pronto rompió
las alianzas con dichas fuerzas, defenestró a los izquierdistas de su gobierno
y cambió la radicalidad de su discurso.
La derecha mas ortodoxa, organizó desde el congreso y
con la alineación de la mayoría de la prensa limeña, una efusiva campaña de
desprestigio contra el presidente; cada conversación, cada discurso o
entrevista, cada visita, cada funcionario nombrado, todo fue escrutado
minuciosamente, como nunca se había hecho contra ningún otro presidente, para
evidenciar la debilidad de su gobierno y facilitar su destitución.
Desde el otro extremo, por las presiones de Cerrón, rompió
sus alianzas con la izquierda, y su gobierno quedó a merced del apoyo
parlamentario que la bancada de Perú Libre, manejada por Cerrón, podía brindarle
desde el congreso; sin capacidad de maniobra tenia que aceptar las condiciones
que este le imponía.
Castillo nunca fue un político, no pasó de ser un
dirigente sindical magisterial; acorralado por los extremos, sin una verdadera visión
política, optó por acomodarse a las circunstancias, tratando de sobrevivir en
medio de la crisis, claudicó a los principios que lo llevaron a la presidencia
y las esperanzas que su pueblo depositó en él; favoreciendo algunos intereses
de la derecha.
Ante la evidencia que su permanencia en el poder era
efímera, en continua dependencia de factores externos, decidió sacar provecho
de su posición mientras durara, pensando en asegurar su futuro y el de su
familia; se rodeó de oportunistas corruptos que le ofrecían un porcentaje de
sus coimas.
La evidencia de la corrupción y las gruesas muestras
de incapacidad de su gobierno, facilitaron la tarea de la derecha mas
reaccionaria, posicionada en el congreso, por lograr una vacancia mediante un
golpe de estado congresal.
Pero aun necesitaban asegurarse el poder dentro del
gobierno, no bastaba con derrocar a Castillo, había que encontrar una marioneta
que les facilite el acceso a todos los mecanismos del estado; ahí es donde
encaja Dina Boluarte, ella como vicepresidenta, era la encargada por la constitución
a suceder en el cargo a Castillo.
Pero la vicepresidenta también había sido blanco de los ataques ultraderechistas, y tenia varias acusaciones constitucionales pendientes de resolución en el congreso; así que tuvieron que organizar un complot, sostuvieron reuniones secretas con la finalidad de llegar a acuerdos, una negociación más cercana a la extorsión, dado que la suerte de Boluarte dependía enteramente de una decisión congresal; aquí se comprometieron, de un lado las fuerzas de la ultraderecha, a levantar las acusaciones constitucionales que pendían sobre ella y prestarle todo el apoyo necesario para que se sostuviera en el poder, y del otro lado, a no renunciar a su mandato, para no verse obligados a llamar a elecciones generales, donde saben que van a perder poder, y a mantener en su gabinete a un pequeño grupo de fichados quienes serán el verdadero poder tras el trono.
En cuanto el complot estuvo acordado, sacaron a la luz
sus cartas bajo la manga, con los audios y confesiones de colaboradores que ponían
a Castillo en bandeja para su destitución y ejecutar la toma del poder por el
congreso.
Confidentes cercanos a Castillo lo pusieron al tanto
del golpe congresal y le aconsejan tomar una supuesta ventaja, adelantándose a
la acción y declarar el cierre del congreso, concretando el golpe desde el ejecutivo;
es así como se produce aquel mensaje a la nación del 7 de diciembre, sin una preparación
previa, sin haber coordinado con sectores sociales o políticos, solo como una
medida desesperada de quien sabia que, fuera de las prerrogativas del poder, su
destino era la cárcel.
Fracasa, como era de suponerse, el golpe del
ejecutivo, y se activa de inmediato el golpe congresal, asume la presidencia
Dina Boluarte, y Castillo es encarcelado, celebración y algarabía en el pleno
parlamentario.
Pero tener mayoría en el congreso y ahora asumir el
poder ejecutivo, no es suficiente, es necesario el poder total, para eliminar a
los enemigos, tomaron el ministerio público con Patricia Benavides, van por el
poder judicial, el consejo de justicia nacional, el tribunal constitucional, el
Jurado nacional de Elecciones.
Es el mismo plan que estaba ejecutando Montesinos hasta
que se descubrieron los vladivideos, son las mismas manos ocultas las que
mueven los hilos, con los mismos métodos de extorsión y corrupción; los que no
pueden ganar el poder mediante una elección legal, lo usurpan mediante leguleyadas.
Pedir la restitución de Castillo por su ilegal
vacancia, no va a traer ningún beneficio al país, él ha demostrado con
suficiencia su incapacidad y las sospechas de corrupción en su gobierno están bien
fundadas.
Nuevas elecciones generales son un clamor popular;
esto los expulsará de los aparatos del estado, perderán mucha de la influencia política
que han ganado, pero no es una solución permanente, estas fuerzas continuaran
trabajando para retomar el poder aprovechando vacíos legales y maximizando los
errores políticos de las fuerzas democráticas; pueden cambiar los rostros, pero
siguen siendo los mismos.
La salida mas viable es el llamado a una asamblea constituyente
que reformule el sistema de representación ciudadana, rompiendo con el circulo
vicioso de los “políticos profesionales”
Esta es la realidad, de la que muchos políticos no
quieren hablar.