Pretendiendo hacer un análisis político ecuánime de la coyuntura debemos considerar las fortalezas y debilidades de Pedro Castillo, solo para ser realistas y estar preparados para los posibles escenarios a partir del 28 de Julio.
Resulta obvio a estas alturas que Castillo ha sido
solo un chivo expiatorio para Cerrón, quien es el verdadero dueño del partido Perú
Libre, el hecho es que nunca pensó llegar a una segunda vuelta y menos con los
porcentajes estimados, sus aspiraciones eran poner un numero suficientemente
importante en el congreso, primero, para no perder la inscripción y segundo,
para poder convertirse en un interlocutor válido para las otras organizaciones
políticas.
Es por esa razón que nunca presentó un plan de
gobierno ante el JNE sino un ideario político, escrito apresuradamente por Cerrón
desde antes de la pandemia; tampoco tiene un equipo técnico preparado para
tomar las riendas de Estado, y acerca de su concepción del Estado, solo puede
repetir unas cuantas ideas generales.
Pedro Castillo nunca ha sido un político, su fortaleza
ha estado en el campo sindical, su casi anonimato político y su ascendencia en
el magisterio han sido sus grandes fortalezas, frente a la conocida elite política
de siempre que carga con pesada mochila de corrupción; más que su verbo y
concepción política lo que ha pegado en la gente ha sido la imagen que irradia,
son los gestos simbólicos que utiliza para identificarse con la gente que lo ve
como uno de ellos, ha sabido recoger ese resentimiento de los provincianos
desdeñados por la capital, por eso su arrastre no pudo ser medido por los
medios concentrados en Lima.
Su talón de Aquiles es Cerrón, quien en su ideario
demuestra una radicalidad insostenible, y cuyo gobierno en la región Junín
presenta serias fallas, además de la condena por corrupción que arrastra; sus
enemigos son conscientes de ello y por eso en todas las entrevistas buscan
confrontarlo con Cerrón; si este fuera mas inteligente desde un inicio hubiera
aceptado públicamente un deslinde con el profesor dándole toda la autonomía que
necesita para gobernar, permaneciendo en el anonimato, lo que hubiera dejado sin armas a la
oposición, sin embargo el enorme ego del personaje le impide evaluar el futuro.
El anti fujimorismo alimentado durante más de una década
es una fuerza importante que le da fortaleza a la candidatura de Castillo, pero
el anticomunismo levantado por la oposición esta creciendo progresivamente, es imperativo
hacer los deslindes con ideologías extranjeras y apoyarse en los pensadores
nacionales como Mariátegui, Gonzales Prada, Barrantes, Diez Canseco; ni calco
ni copia debería ser nuestra bandera.
A contracara de la fortaleza que le significa al
profesor representar el descontento de las provincias presenta una debilidad
ante los provincianos asentados en los conos empobrecidos de Lima, bombardeados
diariamente por la propaganda de la TV, periódicos y carteles, esta es
evidentemente una zona de población que necesita otra forma de aproximación.
La alianza con Juntos por el Perú es una suma
importante, pero necesita concretarse en hechos que evidencien los aportes, como
la inclusión de los profesionales del equipo de Verónika Mendoza en su plan de
gobierno, como la difusión de una corta lista de puntos que se propone ejecutar como
prioridad, la cual debe incluir una precisión sobre el modelo económico, sobre
el funcionamiento de las instituciones del Estado, sobre el modelo extractivo,
sobre los derechos humanos, sobre el sistema educativo, sobre la nueva Constitución.
Es muy importante que el candidato obtenga un discurso
coherente y consistente, Keiko juega a infringirle daño haciéndole trastabillar
en los debates, por eso su insistencia a enfrentarlo directamente. Si se va a
aceptar debatir debe ponerse en un escenario favorable y prepararse a los
ataques, es ella la que esta desesperada por debatir tiene que aceptar las
condiciones que se le imponga; pero si no se va a aceptar debates debe ponerlo
en claro desde el principio, el juego de pedir condiciones y luego recular no
es favorable, da imagen de indecisión.
Lo que se haga y deje de hacer en las ultimas dos semanas
de campaña serán decisivos para el resultado final; las encuestas siguen perdiendo
credibilidad, pero ese bolsón de casi 20% de indecisos que aun esta resiliente
puede inclinar la balanza para cualquiera de los dos lados.