lunes, 19 de diciembre de 2016

CRONICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA??
El gobierno está demostrando una debilidad muy grande en las circunstancias de un enfrentamiento con una mayoría  congresal prepotente y soberbia.
Una mayoría cuyo objetivo evidente es socavar el poder ejecutivo y someterlo a sus imposiciones.
Puedo acordar que no era el momento político apropiado para solicitar una cuestión de confianza en la interpelación a su ministro de educación, pero paralelamente  debió demostrar que no estaba dispuesto a ceder ante las imposiciones de la bancada fujimoristas.
Una medida necesaria era nombrar a su defenestrado ministro en otro cargo de mayor rango demostrando que tiene la fuerza de combatirles, a continuación podría haber nombrado como nuevo ministro de educación a alguien que garantice que puede enfrentar  las presiones de los oligarcas de la educación privada.
El llamado al dialogo con Keiko Fujimori fue totalmente inapropiado en las circunstancias de una acción de fuerza propiciada por el fujimorismo, y mucho más inapropiado tener a Cipriani, un cura controvertido, como mediador; aceptando esa mediación con la promotora de los ataques que el parlamento ha hecho a su gabinete, solo está mostrando su doblegamiento a la presión de su enemiga.
La crisis desencadenada por este enfrenamiento esta solo empezando, el designio de la fuerza fujimorista es demoler la legitimidad del gobierno hasta forzar  una dimisión que les facilite su camino al poder.
El fujimorismo se ha convertido en un cartel de la corrupción, usando todos los medios, que desde la oficinita del SIN les enseño Montesinos, pretenden cooptar el aparato del Estado nuevamente, como en los mejores tiempos de la dictadura de Alberto Fujimori.
Esta crisis que podría haber sido utilizada por las fuerzas de izquierda para dirigir un movimiento nacional contra la corrupción en el poder, está siendo desaprovechada por los problemas internos que está enfrentando,  la falta de unidad de criterios y la indefinición a nivel programático y estructural organizativo.
La coyuntura exige definiciones, y si no hay una organización política que pueda liderar el movimiento, la calle tomara su propio rumbo y este puede ser no el más conveniente  para el país.